Mi nieto juega con Dinosaurios, y su abuela le ha enseñado cuatro nombres, que yo no llego a aprenderme, y me recuerda a poetas que introducen un vocablo exquisito, como queriendo resaltar el verso.
Pobre del poeta que busca el adorno, los caireles, la palabra bella que se sale del contenido poético, solo es un florero en el continente, ¿si un poema mío llevara el nombre de un dinosaurio como el Atlascopcosaurus, si no escribo de Australia ni de la prehistoria, solamente pondría un florero en el centro de la mesa del poema.
Hay mucho Góngora perdido en la selva poética y poco Quevedo, es malo creer que se sube al altar poético con una falsa escalera: “Nunca perseguí la gloria, sino dejar en la memoria de los hombres mi canción” decía A. Machado. La humildad debe de ser el cimiento de la genialidad.
El magín que es: coloquialmente: “el ingenio, la inteligencia y la imaginación” no necesita de floristería, de adornos, debe de salir de la mente como nace, lo contrario es adulterarlo.
JOSMAN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario