miércoles, 12 de noviembre de 2014

ESTO ES LÚA, MI LIBRO.

Cincuentas poemas sobre los instantes oníricos, las sensaciones del sentimiento imaginario sobre Lúa. - Luna en Gallego-

Cómo se describen los sentimientos del ser en esa frontera de los sesenta años, la sencillez de los destellos, que no son otra cosa que, ese parpadear solar del ocaso, la inocencia del amor con la mirada.

 Soñar, es parte de la vida intrínseca del ser, posiblemente en el mundo poético y en la literatura en prosa, desde "La vida es sueño" de Calderón de la Barca, es eso hasta "El Quijote" de Cervantes tiene una gran parte de sueño, hasta ese amargo despertar de " No quieras Sancho con falsas alegrías, alegrar mis verdaderas tristezas.
Tras el cautiverio de Argel, Cervantes necesitó del sueño, disfrazándolo de locura.
El sueño es también un fluir del alma, son los destellos del subconsciente de donde se nutria Lópe de Vega " Ni estoy bien ni mal conmigo, pero dice mi entendimiento, que el hombre que es todo alma, está cautivo en su cuerpo"
El sueño es una necesidad del ser humano, es como un antídoto contra la melancolía y la llamada tristeza, quizás tenemos que inventarnos la vida imaginaria, para escapar de la vida real que nos devora a golpes y sinsabores.
Inventamos, creamos un mundo paralelo, al que poder asirnos las noches negras que ven inalcanzables los mañanas luminosos.
Yo me he inventado "Lúa", para después recrearme en el "Amor Butarqueño".
Lúa es esto, y sus destellos, no son otra cosa que, esos atardeceres butarqueños que entre las hojas de los sauces, vemos el sol en su ocaso que, tras el movimiento pendular de las hojas, y lo que alcanza a nuestra vista entre éstas, son los destellos agónicos de un sol que envejece para retornar un nuevo día, al igual pasa si observamos una estrella entre esas mismas hojas bailantes azotadas por la brisa, destellos incontinuos para la visión obstaculizada por la naturaleza.
Dicho esto, lo demás queda al criterio y análisis del lector, si no alcanza penetrar en el sentir de los versos, es que he fracasado en el intento.
Los versos son así, no alcanzan como el trigo un tamaño mediano, si el invierno ha sido seco, y ahí está lo trascendente ofrecer un grano que nos ofrezca una harina suficiente para alimentar un instante de lectura.
El éxito o el fracaso penden de ese estado pendular, del cual basta solo un lector, para introducirse en el sueño, y participar de él, porque no hay nada nuevo en el mundo onírico, todos hemos vividos circunstancias semejante a cuanto dice Lúa.
Siempre he dicho y diré qué, si de toda una tierra sembrada de trigo salvamos un grano, habremos cultivado, si de un olivo alcanzamos producir media docena de aceitunas, habrá bastado el intento.
Decía Antonio Machado, que la sociedad y con ella el hombre y la mujer, "A falta de fantasía, también la verdad se inventa. ¿Y acaso el mundo y yo como corpúsculo de él, no vivimos en algo que nos han inventado, para peregrinar por el camino de la vida?
La poesía a veces es como una actividad cruda del onanismo intelectual, la creamos para darnos un placer, y todo placer lleva eso, una dosis de fantasía butarqueña.
Yo puedo estar equivocado, pero así siento a Lúa, cuando mi cabeza reposa en la almohada de las noches negras.
 
JOSMAN.

No hay comentarios: