miércoles, 8 de septiembre de 2010

EL BUTARQUE TIENE UN RUBOR DE TARDE MANSA.

Orilla sur del Butarque, bajo los eucaliptos, donde rumio los versos y las esperanzas.

A veces, escapa uno de la política local, autonómica y nacional, y se esconde uno en El Butarque, y contemplando patos y ocas deslizándose por las aguas, se alcanza un paraíso que te aísla de la podredumbre ambiental.

A mi admirado amigo, Manolo Rosa Recuerda, que, sin conocer el Butarque, butarquea por mis versos, presintiendo cada atardecer tibio y manso de un arroyo tranquilo.

El Butarque tiene el rubor

de una tarde tibia y mansa.

Medito mientras contemplo

las ocas que se desplazan

por esta agua vencidas,

opacas, tan silenciosas,

agónicamente pasan

con el veneno flotante.



¡La mano del hombre es

criminalmente insaciable!



En una muerte milagrea

cada tarde. Más que correr,

se deslizan con temblores

de cuerdas de una guitarra.




Y yo las miro llorando

cuando sus sauces abrazan

los sentires de mi ser

que inundan toda mi alma.



Leganés, 7 de septiembre de 2010

JOSMAN.

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