Ahora que ha llegado el relevo del área de Cultura en Leganés, se puede hacer un breve resumen.
A pesar de los malos vientos gubernativos que corren por la enseñanza en general, la concejalia creo que ha luchado por mantener el listón y ha bregado contra viento y marea, de un lado las directrices de la Señora Lucía Figar, de otro las AMPAS y la ciudadanía.
¡Ay, esta Lucía Figar, que ni luce, ni deja alumbrar!
Sin embargo la Cultura en Leganés, en los últimos 8 años, en vez de rimar con altura, lo ha realizado con sepultura y amargura.
Por ello el alcalde Jesús Gómez, ha cambiado a la resposable - a mi juicio- esperando que Doña Beatríz, la conduzca como una emperatriz, aunque esta rima suene a cuentos de hadas.
De Enseñanza a Cultura ha existido un problema de talla - y no me refiero a la altura de los asesores- la grandeza del hombre o mujer no se mide en centímetros, eso se queda para los antiguos quintos, para sastres, modistas, zapateros, sombrereros y otras cosas que no viene al caso.
El llamado tejido asociativo con el que tengo relación ocasional, ha comprobado el trabajo de ambas concejalias, en lo político-laboral- público, y en ambas, en mi opinión, han tenido un alto y un bajo como de dientes de sierra maderera.
El alcalde ha rectificado o remodelado tarde, cuando la sequía cultural ha malogrado su escasa simiente, la cual reitero, ha sido escasa durante 8 años.
El alcalde ha permitido que se inundara de un agua inapropiada, y el área de la creatividad, salvo con tímidos espasmos, parece un charco donde solo germina el arroz.
Es por ello que, los copleros en Leganés, llevamos nuestro diagnóstico a seis versos asonantes, porque el asunto cultural no da para la consonancia.
se reúne con las AMPAS,
¿Y la cultura, con quién?
se reúne con la nada.
¡Ay, Doña Concha Pastor
tan brillante y apagada!
JOSMAN.
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