Hay dos cosas de las que uno no se desprende, de los amores y los versos. Cuando visito el Butarque, ya no llevo bolígrafo, ni siquiera mi propia sombra, y las sílabas en mi cerebro se pierden en un laberinto y me golpean como olas en un espigón costero para recordarme que sigo vivo.
Me hice mayor entre versos
y ahora que no escribo
sílabas en mi cerebro
danzan en su laberinto,
y golpean como olas
a un espigón de suspiros,
porque quisieran nacer
diciendo que aún sigo vivo.
JOSMAN.
Fotos: J.Manuel García.
Puente butarqueño y el café de un antiguo poeta.
Puente butarqueño y el café de un antiguo poeta.
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