domingo, 1 de octubre de 2017

EL LOCO DEL BUTARQUE (ESCENA SEGUNDA)


En la escena primera del acto segundo del "Loco del Butarque" Antonio "el loco" expone la implantación de restaurantes en terreno público,legales, pero invasores.

ACTO SEGUNDO.
ESCENA PRIMERA.

Un día ya de Junio caluroso, Antonio llevaba el contento en la cara, su rostro se había iluminado, llevado por la curiosidad aquella tarde había bajado al arroyo el doctor Agustín Ruf, un hombre enjuto de torpe aliño indumentario, que más parecía un trabajador de Helechos con su traje de faena laboral.
Antonio se sorprendió, presentándole a Manuel, éste abandonó su caña y como si estuviera frente a un general, sólo le faltó cuadrarse militarmente.

Agustín: verás Antonio, he venido a conocer éste arroyo y su embalse del que tanto me has hablado, hoy tenía pocos pacientes, y tras la consulta, recordé que aquí me habías dicho que existe un quiosco, y decidí tomar un cafetito, pero que sorpresa, más que un quiosco es un restaurant, donde se pueden celebrar bodas, bautizos, comuniones y divorcios.

Manuel: Vaya, ha dado usted con la soga en la opinión del ahorcado, ya que Antonio, que también es cliente, siempre maldice de los socialistas que, en vez de dar licencias o permisos para quioscos, permitía en terreno público, lo que él llama excesos de espacio, en Madrid los quioscos del Retiro, son quioscos desde que Carlos III se lo cedió a los madrileños.

Antonio: ¡Ay, los socialistas…!

Manuel: ¡Ay, los poetas sociales y los cantores de ninfas…!

Antonio: Mire don Agustín, hoy venía contento, por venir paseando por la senda de la princesa, que es una senda por donde dicen los antiguos que paseaba en sus visitas a Leganés, María de la Mercedes, siendo novia del Rey Alfonso XII, que eso nos lo han ocultado los cronistas de Leganés, no era princesa, nunca lo fue, pero los pepineros, conociendo sus amores con el Rey, la pusieron ese título.
Hoy que, he paseado por ella y he visto una cría de vencejo que intentaba volar y rocé con mis dedos, hoy, don Agustín, he estado en el cielo, por la senda aleteaban mariposillas blancas.

Manuel: Desde que te juntas con el poetastro Josman, acabarás haciendo poesías de las mariposillas y las crías de vencejos en de sendas principescas, don Agustín, este hombre paciente de usted, solo tiene un mal, la sensibilidad excesiva. Y eso, sin tener yo conocimiento de la mente humana, creo que es, o debería de llamarse, hipersensibilidad del sentimiento, ya que hoy, nuestro Antonio, está eufórico, por una simple senda principesca, unas mariposas y un vencejo, y a eso en su sentir lo llama el cielo.

Don Agustín: Buen diagnóstico Manuel, hipersensibilidad del sentimiento, yo lo llamaría ciclotimia, es decir, hoy nuestro amigo Antonio, está eufórico y no depresivo, que es como el ánimo, -dicho vulgarmente- está en dientes de sierra, a veces arriba y otras abajo, y quiere que se le trague este lago o estanque del Butarque.

Antonio: Que no, que no es estanque, ni lago, sus aguas, cuando exceden su límite desaguan de nuevo en el curso del arroyo, que fluye hacia Villaverde para hacerse Manzanares, y de él, suspirillo de lo que luego es el río Tajo.

Don Agustín: Pero cuéntame Antonio lo del quiosco, ¿el por qué de tu manía, que esta vez no digo manía depresiva?

Antonio: Muy fácil don Agustín, yo, loco o cuerdo, pienso que una cosa es un refresco, o cualquier tipo de refrigerio para los ciudadanos, y otra grandes restaurantes en zonas públicas, repito, los socialistas permitían uno y otros en los parques principales, La Chopera, los Frailes, éste del Butarque, y en fin, con la excusa de crear puestos de trabajo, invadían lo público, y respetando la labor y el servicio público, ¡coño! que no se los dio el voto, para tanta parola y acomodo.
Y si usted, doctor, no está de acuerdo, súbame la dosis que una cosa es la enfermedad y otra estar tonto.

JOSMAN.

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