La poesía obedece a esos instintos íntimos de sentimiento, pensamiento y razonamiento.
El poeta puede equivocarse, pero lo que no puede es engañarse.
Sin caer en los delitos de injurias calumnia o falsedad, todo escrito debe verlo y crearlo como lícito.
La libertad en su grado máximo, reside en expresar el pensamiento, con el riesgo de ganarse adversarios, críticos, y en ocasiones, hasta enemigos.
El miedo paraliza al poeta y le hurta la decisión inicial y ello castra su obra.
JOSMAN.
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