Me silban los recuerdos de mi infancia,
sus ecos me acompañan de por vida
camino por los pasos del ayer
y el polvo me humedece las pupilas.
Hurgo en las telarañas de mi alma
en el desván de su amplio laberinto,
encuentro a mi padre en una esquina
y me dice: ¡ve Manuel, respira!
Acunamos la aureola de la luna,
recordamos el trotar de Topolino, (1)
mi infancia es un carro de madera,
mi padre mirando al infinito
coge un cántaro de leche fresca,
Madrid era aquél pueblo en que vivimos.
(1) el caballo de mi padre.
JOSMAN
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