Me preguntaban ayer en un bar a la hora del café uno de mis pocos lectores: ¿Josman, como ves España?
Quizás porque acabo de leer por tercera vez San Manuel Bueno, Mártir, de Don Miguel de Unamuno y Jugo, le respondí que la veía desprotegida como aquél Blasillo de la citada novela corta de Don Miguel, sí, ese que repetía como un eco interminable, como todos los incapacitados mentales, los incomprendidos desde el comienzo de la vida hasta el fin siglo XX: "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?
Somos eso, como Don Manuel, incrédulos con España, lo curioso es que éste sacerdote como los políticos aparentaba creer, para que creyeran los demás, y los demás creían, Don Manuel, quería creer, nosotros los españoles quisieramos creer.
Y yo que soy creyente realmente, ni creo en los políticos ni en la Iglesia Católica Apostólica y Romana, quizás porque sea como Blasillo, porque repito aquello de "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?
Este sermón le dí a mi lector, y cuando acabamos, me preguntó ¿Y que fue de Blasillo, Josman?, pues su final fue, el de todos los que somos tontos o tenemos diversidad funcional - que así se llama ahora-, que se abrazó a la agonía de Don Manuel y murió creyendo en él, aunque Don Manuel murió dudando.
En definitiva, creyente y dudoso, murieron al mismo tiempo.
Desde entoces, dicen algunos que aún viven en el Lago de Sanabria que, en la imaginaria Valverde de Lucerna, los domingos electorales, sus habitantes se miran en el espejo del Lago y botan con b, para que resucite Blasillo, para seguir creyendo, que en la creencia, está la voluntad de vivir o del bien morir.
España no morirá,mi estimado lector, pero no cabe duda que, cada día siempre hay españoles que le preguntan a España, ¿por qué me has abandonado? y España les responde, porque tambien yo estoy abandonada...
Leganés, 25 de Abril de 2012
JOSé MANuel García García (JOSMAN)
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