Hoy, escribo brevemente del amor clandestino, NO MATRIMONIAL.
El amor clandestino tiene dos estadios, uno es el de la felicidad simplificada, - como decía Unamuno-, el otro es el sufrimiento que parece voluntario,- porque al amor se va voluntariamente o atenazado por una atracción que nos convierte en cautivos.
Estos dos estados se convierten en dos máculas en las almas de los seres, imposibles de borrar, una blanca y otra morada.
Éstas son permanentes, como las preferentes bancarias, es decir, de por vida.
Dichoso el que dice amar y al caer al pozo de lo amoroso, no prueba jamás las bondades del frescor del agua pura y el amargo lodo de la profundidad.
Para ello, habría que ser superficial, y el que es superficial y no toca fondo, es que no ama.
El amor es gozo y padecimiento, y decía Bécquer que amo y sufrió el desamor, que. "Padecer era vivir" también.
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