Del
robaperas al estafador.
Gracias a Nuevo Crónica, periódico con sede en Getafe, por publicar esta opinión en su edición digital.
La
avaricia por codiciar y conseguir los bienes ajenos, han existido desde que el
hombre cultivó la envidia, siendo dos de los pecados capitales que la Iglesia
consideró como tales en el siglo VI
Desde
aquellos ladronzuelos que hoy seguimos llamando robaperas, que recogieron los
escritores y poetas de aquella picaresca del siglo XVI, hasta las preferentes
de BANKIA, todo ha sido una atracción
fatal por lo ajeno, porque si al apetito desaforado lo llamamos gula, y hasta
la iglesia lo recogió como un pecado capital, existe la avaricia por poseer lo
ajeno, que es otra gula enfermiza, la semana pasada hasta el programa de Jordi Hurtado “Saber y ganar” nos
recordaba el caso del gran timo realizado por Baldomera, hija de Mariano
José de Larra, “la inspiración de uno de los timos más famosos de la historia de Madrid”
Cuando leemos lo
escrito en aquel pasado de hambruna y de la abismal distancia entre las clases
sociales, entiende uno la picaresca e incluso comprende esa cita de “la necesidad obliga a realizar acciones que
la ley no permite” que repetía mi suegro cuando veía hace 20 años como los
africanos entraban a España de modo ilegal en las pateras o en las fronteras,
que hoy siguen utilizando en ese éxodo que nos avergüenza y como Estado, haciendo
muy poco para solucionarlo o mínimamente paliarlo, convirtiendo el Mediterráneo
en un cementerio flotante.
Europa desangró
al continente africano, como al parecer lo hizo España en medio continente
americano, donde como Baldomera nos dio como reino beneficios rápidos durante
varios siglos, le llevamos la cruz y la lengua, y todo fue un Potosí que se nos
fue en guerras y fiestas cortesanas.
Y así seguimos
exprimiendo a un pueblo que ayer segaba el trigo en la planicie castellana y
eran otros quienes les ponían el precio al grano, como hoy y como será siempre.
Y cuando
llegaron las cosechadoras les hipotecamos, les
dijimos que no doblaran más los riñones con la hoz, pero por su
necesidad modernista les encadenamos a esos bancos, que después crearon junto a
los gobernantes y empresarios “la burbuja inmobiliaria” y todo siguió
hipotecado ya no era la cosechadora, era y aún es, la vivienda de los hijos.
Cuando España
respiró con el alivio de una economía llamada estado del bienestar que llagaba
a los umbrales de los barrios humildes, se reinventaron aquello de la citada
Baldomera, la estafa piramidal, entre ellas es el caso aún judicializado de
esas preferentes escandalosas, donde los pequeños ahorradores engañados,
tuvieron algunos casos, esa avaricia del 7% de interés, porque la avaricia
también infecta al pobre, es la peste de nuestro siglo.
Y si Baldomera
creó un banco que ofrecía un interés del 60% anual, según su biografía, el
prestamista en mi infancia y el de la actualidad es de un 25%
Se dice que esta
mujer tuvo ayuda de funcionarios y políticos del Ministerio de la Gobernación
allá por 1876, siempre algunos políticos tocan con un dedo la podredumbre.
A los españoles
siempre nos engañan con acciones de una mina en Sudáfrica, a veces pongo como
ejemplo, aquello que nos dejaron escrito como legado los grandes hombres del
pensamiento, porque hay dos formas de ver el pasado que cimentó nuestro
presente, el de la historia, y el de la novela, el teatro y hasta los versos de
aquéllos tiempos que heredamos, los mutamos pero seguimos en el crisol que utilizando
para dar forma al mismo metal.
Los versos como
la novela tienen mucho de autobiografía, aunque se carga el pecado y el placer
en un protagonista imaginario, y “entre el
hambre que subía de Andalucía y la enfermedad que bajaba de Castilla” (Mateo Alemán)
Seguimos un rumbo inalterable como el Sol que nos alumbra y su sistema
planetario que nos ata.
José Manuel
García García (Josman)
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