lunes, 14 de mayo de 2018

Del robaperas al estafador.


Del robaperas al estafador.

Gracias a Nuevo Crónica, periódico con sede en Getafe, por publicar esta opinión en su edición digital.

La avaricia por codiciar y conseguir los bienes ajenos, han existido desde que el hombre cultivó la envidia, siendo dos de los pecados capitales que la Iglesia consideró como tales en el siglo VI

Desde aquellos ladronzuelos que hoy seguimos llamando robaperas, que recogieron los escritores y poetas de aquella picaresca del siglo XVI, hasta las preferentes de BANKIA, todo ha sido  una atracción fatal por lo ajeno, porque si al apetito desaforado lo llamamos gula, y hasta la iglesia lo recogió como un pecado capital, existe la avaricia por poseer lo ajeno, que es otra gula enfermiza, la semana pasada hasta el programa de Jordi Hurtado “Saber y ganar” nos recordaba el caso del gran timo realizado por Baldomera, hija de Mariano José de Larra, “la inspiración de uno de los timos más famosos de la historia de Madrid

Cuando leemos lo escrito en aquel pasado de hambruna y de la abismal distancia entre las clases sociales, entiende uno la picaresca e incluso comprende esa cita de “la necesidad obliga a realizar acciones que la ley no permite” que repetía mi suegro cuando veía hace 20 años como los africanos entraban a España de modo ilegal en las pateras o en las fronteras, que hoy siguen utilizando en ese éxodo que nos avergüenza y como Estado, haciendo muy poco para solucionarlo o mínimamente paliarlo, convirtiendo el Mediterráneo en un cementerio flotante.

Europa desangró al continente africano, como al parecer lo hizo España en medio continente americano, donde como Baldomera nos dio como reino beneficios rápidos durante varios siglos, le llevamos la cruz y la lengua, y todo fue un Potosí que se nos fue en guerras y fiestas cortesanas.

Y así seguimos exprimiendo a un pueblo que ayer segaba el trigo en la planicie castellana y eran otros quienes les ponían el precio al grano, como hoy y como será siempre.
Y cuando llegaron las cosechadoras les hipotecamos, les  dijimos que no doblaran más los riñones con la hoz, pero por su necesidad modernista les encadenamos a esos bancos, que después crearon junto a los gobernantes y empresarios “la burbuja inmobiliaria” y todo siguió hipotecado ya no era la cosechadora, era y aún es, la vivienda de los hijos.

Cuando España respiró con el alivio de una economía llamada estado del bienestar que llagaba a los umbrales de los barrios humildes, se reinventaron aquello de la citada Baldomera, la estafa piramidal, entre ellas es el caso aún judicializado de esas preferentes escandalosas, donde los pequeños ahorradores engañados, tuvieron algunos casos, esa avaricia del 7% de interés, porque la avaricia también infecta al pobre, es la peste de nuestro siglo.

Y si Baldomera creó un banco que ofrecía un interés del 60% anual, según su biografía, el prestamista en mi infancia y el de la actualidad es de un 25%
Se dice que esta mujer tuvo ayuda de funcionarios y políticos del Ministerio de la Gobernación allá por 1876,  siempre algunos  políticos tocan con un dedo la podredumbre.

A los españoles siempre nos engañan con acciones de una mina en Sudáfrica, a veces pongo como ejemplo, aquello que nos dejaron escrito como legado los grandes hombres del pensamiento, porque hay dos formas de ver el pasado que cimentó nuestro presente, el de la historia, y el de la novela, el teatro y hasta los versos de aquéllos tiempos que heredamos, los mutamos pero seguimos en el crisol que utilizando para dar forma al mismo metal.
Los versos como la novela tienen mucho de autobiografía, aunque se carga el pecado y el placer en un protagonista imaginario, y “entre el hambre que subía de Andalucía y la enfermedad que bajaba de Castilla” (Mateo Alemán) Seguimos un rumbo inalterable como el Sol que nos alumbra y su sistema planetario que nos ata.

José Manuel García García (Josman)



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