El viejo manicomio.
(Cartas
desde una celda)
Gracias a Nuevo Crónica que ha publicado esta opinión.http://nuevocronica.es/el-viejo-manicomio-cartas-desde-una-celda-44450
Gracias a Nuevo Crónica que ha publicado esta opinión.http://nuevocronica.es/el-viejo-manicomio-cartas-desde-una-celda-44450
Ha publicado la prensa que en el Psiquiátrico antiguo
de Santa Isabel de Leganés. (inaugurado en 1851) Por parte de cinco doctoras y
un doctor se han hallado cartas de pacientes en los archivos, las cuales se van
a publicar en un libro sin incluir los verdaderos nombres de las personas que
las escribieron y los destinatarios. En Leganés se ponía sal a la miel en el
siglo XIX
Por lo poco que hemos conocido los lectores, no nos
han parecido párrafos de pacientes encarcelados de por vida, porque sin
desvelar nada, ni siquiera del pasado, el libro podría llamarse como aquellas
cartas de Bécquer “Cartas desde mi
celda”
Me pregunto cómo aquellos seres sometidos a
tratamientos propios de la época, con una incipiente psiquiatría, podrían tener
esta lucidez epistolar.
Dicen muchas publicaciones que, “los locos estaban atados y en ocasiones azotados y llenos
de suciedad”.
Ignorando si algún día serían dados de
alta, por ello, la esperanza de salir era remota. ¿Quiénes fueron los que
impidieron que esas cartas llegaran a la estafeta de correos?
Aquella brutalidad de la
electroterapia con descargas eléctricas, así como la hidroterapia que
introducía a los pacientes en bañeras agua fría durante horas, eran inhumanas.
Los psiquiátricos llamados en el pasado
manicomios, utilizaron cadenas y grilletes, pero las historias que guardan los
muros restaurados del Santa Isabel encierran algo peor que los tratamientos
agresivos, historias de injusticias sociales, en ocasiones acompañadas presuntamente
de las judiciales, donde se recluía e incapacitaba a seres que escribían cartas desde las celdas colectivas, a pesar de
la buena gestión de las religiosas, como también lo fue la creación por dos
monjas del Psiquiátrico de mujeres de Ciempozuelos (año 1876)
En la gran obra de Galdós: Fortunata y Jacinta, a Maximiliano Rubín tras la muerte de la primera, él quería irse a un
convento, y Galdós lo envía a un manicomio en su novela, ya escribimos con
anterioridad que nuestro novelista acompañaba en sus paseo hasta Leganés a Silverio
Lanza años después, pero en una visita anterior le pudo servir de
inspiración nuestra ciudad pepinera.
Cuántos y
cuántas como Rubín fueron recluidos por intereses creados, familiares,
hereditarios y empresariales.
Hasta en mi
humilde “Quijote en Polvoranca” recojo la historia teatralizada de un hombre
que es internado de por vida, sin otra patología que la de afirmar que hablaba
con Dios, sin otra circunstancia ni maniacodepresiva o neurótica, ni lo que hoy
llamamos bipolaridad, esquizofrenia y otras.
Esperemos el libro recopilatorio del hallazgo, ignoro
si ya está publicado, leamos esas cartas o pequeños párrafos, entremos por esa
ventana de la lucidez en la desesperación y en cierta tortura, para intentar
hacer desaparecer la melancolía que se clava en el hondón del alma.
Hay locuras patológicas, pero hay locuras provocadas,
he escrito muchas veces que, la locura no es culpable de nada, lo culpable es
lo que la provoca o quienes la provocan.
Leganés tiene historias antiguas que borró el tiempo y
los intereses familiares y burocráticos, nunca saldrán a la luz. Hoy que se
debate sobre la condena perpetua revisable, aquellas del siglo XIX condenaban a
los pacientes a perpetuidad. ¿Ingresaron dementes, o les volvieron? Leeremos
éste libro y lo analizaremos, pero siempre quedará la duda en esas sombras, que
seguro que aún pululan espiritualmente por nuestro emblemático edificio neomudéjar,
el viejo manicomio.
José Manuel García García (Josman)
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