Nací en una España de necesidades, de cartilla de racionamiento, de estraperlo, hoy me da la sensación de que todos los de mi clase social empezamos a tener aquellas mismas necesidades, los políticos han fracasado, el capital hace nuestra piel reversible, y ya no sabe si empezar a deshuesarnos, como en aquel tiempo del caciquismo que conocí de muy niño, cuando los jornaleros se apiñaban en las plazas esperando un jornal y un tazón de garbanzos... de añadidura.
Si llegamos a seis millones de parados y se paralizan o congelan las pensiones, comenzarán los asaltos y los hurtos de cualquier cuantía, donde la necesidad tomará decisiones que la ley no permite.
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