jueves, 16 de junio de 2016

HESÍODO Y UN MISTERIO DE LA MENTE.


Esta fotografía de Lidu G. Gómez de una piedra de la cual surgen unos tallos vegetales y que la naturaleza le da la justa medida para sobrevivir, - si crecieran más morirían- me sirve para comparar lo complejo de la naturaleza con la vida misma, y hacer una metáfora, como si fuera un cerebro herido, dañado, al igual que de una pequeña oquedad de la piedra surge la vida, de un cerebro dañado puede surgir una idea, un análisis cerebral del propio cerebro.

Mientras un psiquiatra estudia el por qué de algunas conductas o estados depresivos, simplemente debería ver la piedra esta. La mente puede hacer brotar luz de una neurona sumamente dañada, y rebelarse a su modo.


Dicen que Hesíodo -poeta griego- nunca salió de la Beocia de hace 27 siglos, los consejos que desde su cabaña de adobe dio a su hermano descarrilado, y su obra, floreció, breve pero vital, y es un retrato de una sociedad explotada que, como la de hoy, se llevaba medias cosechas, mientras, Homero creaba historias para aquella Burguesía, como un encargo alimenticio, además de La Odisea y La Iliada. Se invento héroes para comer beber y joder gracias a la pluma fantasiosa, e hizo bien.

Hesíodo un millón de veces mejor poeta que yo, -que soy un mal aprendíz- hizo brotar su poesía de un pedregal y cuatro hectáreas de un páramo.


Y en definitiva, sin desvelar la intimidad e imagen de un ser con cierta discapacidad intelectual, ahí está la verdad con la fuerza arrolladora de una naturaleza que se abre paso y aunque no lloviera, la condensación que produce el rocío nocturno le daría vida en la justa medida.


Dijo Juan Ramón Jiménez: " No la toque ya más, así es la rosa" publicada en Buenos Aires en 1968

JOSMAN.

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