Pepe Blanco, ¡Ay,mi sombrero!
Hoy que no se puede hablar de política, y que en esta planicie pepinera cae un sol de justicia, se acuerda uno del sombrero, y de Pepe Blanco que alegraba las mañanas radiofónicas de mi infancia.
La copla despertaba a una España dormida, y mi madre calentaba un barreño de agua para un baño del que huía como del diablo, más del estropajo en las rodillas y el jabón de Lagarto.
Hoy es día de sombrero, o gorra teresiana benemérita o similar civil, sin símbolo. Mañana será día de decir : "¿Quo Vadis, Domine? ¿Dónde vas, Señor? Suerte y que el pueblo dictamine.
JOSMAN.
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