Cuando escribí el loco del Butarque, a veces me preguntaba si ese loco era yo mismo.
Un día perdí sus ojos
a la orilla del Butarque,
En lo que llamamos lago
y es estanque desbordante.
Se los llevo la corriente,
imposible regresarles,
Y me asomo a su ribera
por hablarles y rezarles,
Y la gente que transita
sin prisas, por paseantes,
me miran con desconsuelo,
murmuran a cada instante:
Ahí está, siempre perenne,
pobre loco del Butarque!
Josman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario