En Leganés no hablan
los perros cervantinos, pero grazna una corneja municipal que nos inquieta,
siendo un ave poco frecuente por éste sur madrileño.
A mi edad, que es
superior a la que vio morir a Quevedo
y a la misma que tenía Cervantes cuando
escribió sus novelas ejemplares, aunque hoy los seres humanos alcancemos más longevidad con el avance de la
ciencia médica.
Sin ser inteligente, ni
intelectual, ni filósofo, sólo hacedor de versos amateur, a mi edad es cuando
uno alcanza esa sabia madurez de ver, de saber mínimamente pensar, la de saber
el valor de las cosas, y como se compra todo y obviamente se vende.
Antes de existir esta
España que tanto reverbera esta derecha enquistada , a Viriato lo vendieron por
cuatro monedas que no llegaron a pagar “Roma
no paga a traidores” a Jesús de
Nazaret por treinta monedas, serían miles los casos históricos, pero basta
asomarse a la mayor novela ejemplar de Cervantes “El Coloquio de los Perros” para entender toda la simiente corrupta
de esta nación, se dice que hasta el Emperador Carlos V y I de España, llegó a
tener el Sacro Imperio Romano por la financiación de los judíos de la época,
por ello, jamás en Flandes se saqueó por nuestros Tercios una casa propiedad de
judíos.
Sin perder el hilo en
la citada novela ejemplar, Cervantes nos demuestra en un sencillo caso, como
las dádivas hasta culinarias compran la voluntad de hasta el ladrar, cuenta el
autor del Quijote en las palabras del perro llamado Berganza que, estando en la
casa de su amo, entre dos puertas una exterior a la calle y otra interna del
domicilio, había una negra esclava, que tenía en un cuarto una relación sexual
con otro esclavo negro, cuando la citada negra acudía al encuentro amoroso,
llevaba alimento al perro Berganza y este en agradecimiento por la dádiva, ni
ladraba ni se movía antes y después del acto amatorio.
Cervantes lo expone en
unos simples párrafos, pero condensa toda una filosofía del comportamiento
corrupto de un reino, muy acostumbrado a comprar voluntades como se compra la
de un perro.
El mismo perro que tuvo
otro amo matarife y como algunos políticos procesados, éste matarife se quedaba
con el 3% de una res, y como sus compañeros, hacía que el perro la repartiera
entre su amante y otras prostitutas, de nuevo la dádiva culinaria en años de
hambruna abría las camas del sexo. Y los hombres y mujeres se mataban con la
sífilis sin que hiciera falta violencia de género.
¿Quién financió a los
militares franquistas que se levantaron contra la II República? Lo sabemos
todos, también ¿cómo se pagó a Rusia la ayuda a la Republica?, es decir, la
simiente más productiva de España no era el trigo muerto de Castilla, era la
compra-venta de todo y para todo.
A lo largo de nuestra
historia ha sido así, no es extraño que hoy existan cargos públicos
investigados y hasta condenados, y empresarios que compran políticos y partidos
para hacer obras públicas, que hoy lo confiesan al fiscal para evitar la
prisión.
No existe nada nuevo,
reitero, antes de nacer España como nación, éramos la escuela de la corruptela
y los silencios, ¿acaso, no hizo el curso aquí Yugurta, de la mano de Escipión
a las puertas de la sitiada Numancia para sobornar después al Senado romano?
Hasta aquella Garduña mafiosa
que recoge Cervantes en Rinconete y Cortadillo en la Sevilla del siglo XVI, con
nombre de Hermandad, también pedía a sus ladrones y asesinos un 3% de lo robado
o cobrado por golpear, herir o matar, para ofrecerlo en misas a las almas del
Purgatorio, porque todos estos y todos aquellos de algún modo pagaban las
indulgencias del perdón divino tras pecar.
A mi edad que se
escribe como se habla, siente uno ganas de no leer, de no observar, de no
saber, al tiempo que uno da gracias a Dios o la Providencia de que a los
aprendices de poeta, nadie nos compra, ni con dinero, ni con huesos y carne
como a Berganza, el perro que hablaba, porque no es un milagro que hablen los
perros, en España hablan demasiado, hasta en latín –decía y escribía Cervantes-
JOSMAN.
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