Doña Emilia Quirós, mientras los pensionistas se chocolateaban y churreaban en el Centro Ramiro de Maeztu, y caía la noche en Leganés, alcanzándose los 5 grados bajo cero. Otra vez más los sin techo leganenses, leganeaban en busca de un lugar donde acomodar sus cuerpos, de pronto empezó a nevar, y Leganés se puso inmaculado, y los habitantes del lugar que estábamos bajo techo y bajo mantas, empezamos a sentir, pensando en ellos, como el diablo nos arrancaba de cuajo el alma.
Ya en la madrugada subí a El Salvador, estaba cerrado el templo, enjaulado y vallado, y mirándome a mi mismo, pensé que mañana el pobre más pobre pudiera ser yo.
Y maldije a toda la corporación, ya en
El mayor haber de Leganés es la solidaridad, estamos hermanados con Dios y con el diablo, pero nos ocurre lo mismo que a un beodo carabanchelero de los años 60, al cobrar la paga de Navidad, solía pasar por la bodeguilla e invitar a todos los parroquianos, al volver a casa les negaba una caja de galletas a sus hijos.
En fin, los versos desahogan el alma y dar un aliento a la conciencia del espíritu, que viene a ser lo mismo.
Nieva en un Leganés frío,
inhumano, sin albergue,
cajeros de bancos
cobijan en la noche tenebrosa
a los pobres, que se arrullan
sobre cartones humedecidos.
El calor de los fluorescentes
alienta menos que la vieja vela
de aquél candil becqueriano.
Es tan solo el “morapio”
-de cartón- peleón
una caloría engañosa.
Ni el pórtico de Dios
consuela, El Salvador
es una iglesia cerrada,
enrejada, enjaulada.
Cuando Dios cierra la puerta
a los más desarropados,
siente uno a Leganés y al mundo,
como un negro nido de golondrinas
también negras, muertas, muertas, muertas…
Leganés, 22 de diciembre de 2009
¿y esta es la lotería nacional?
JOSMAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario