Ayer nevó en Leganés, no se si vino el ejército como anunciaron los medios televisivos, si vino no le vi., solo observé a media noche los autobuses patinar en la curva de
Leganés, digan lo que digan los políticos fue un caos, los policías seguían de madrugada ayudando a conductores, y las previsiones de sal fue una ausencia, ausencia de la eterna hija de la mar.
Desde mi ventana
Leganés nevado,
El gorrión y la paloma
ateridos, buscan
el refugio, y trémulamente
miran al poeta.
Yo tengo calefacción,
sopa de pobres,
pero sopa, y pan,
y maquina de fotografiar.
Le abro mi ventana
y solo entran los copos
blancos inmaculados,
los de siempre,
aquellos de mi infancia lejana.
Los coches cubiertos
si arrancan se atascan…
El alcalde, siempre el alcalde,
¿anunció la sal?
pero sigue entre olas de la mar.
La gente resbala, cae,
se rompen los codos, otros, sienten miedo
miedo de caer, pero pasan.
¿El ejército ha venido?
No se si lo ha hecho,
por el hospital y poco más.
¿Y el gorrión y la paloma?
no tienen alcalde, no votan,
no quieren democracia,
como la mía, a deshora…
La tarde trae el sol,
la nieve se diluye.
Enero en Leganés,
autovía y tercer mundista,
aldea pepinera:
nieve, nieve, nieva.
Sal de mar:
ausencia, ausencia.
Y mi amigo Manolo Rosa
Recuerda, en Sevilla
viendo los copos blancos
sobre el aroma del azahar,
con un nieto de la mano.
Leganés, 12 de enero de 2010
José Manuel García García (JOSMAN)
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