Se ha repetido varias veces por los expertos que, en Madrid, y por ende en Leganés, cada vez hay menos cantidad de gorriones, si se ven estas dos ciudades a vista de pájaro sólo se contemplan colmenas humanas, demasiado cemento, ladrillos y asfalto, menos verde y sin verde escasea la vida.
Vuelos de las mariposas
sobre los verdes trigales,
ya no queda en Leganés
ni un puñado de sembrados
que mezan a la amapola
dando colorido al campo.
Leganés ya solo es
colmenas, pardos tejados,
paseante gente ingente,
seres como hormiguitas
que desde el espacio vistas,
llevan bolsas y más bolsas
o mochilas que transportan
hacia el lugar de trabajo.
Pero las espigas ciegas
que aún brotan a llenas manos,
invitan a los gorriones
que crecen picoteando.
Leganés, 23 de abril de 2010
José Manuel García García (JOSMAN)
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