Soy creyente, pero no comulgo con la Iglesia, pero el Ayuntamiento de Leganés, debería perseguir a los que tiran escombros sobre nuestros campos.
Tras un trabajito maderil y familiar en Poza del Agua, camino por una vereda que lleva al barrio de La Fortuna, entre escombros sobre viejas uralitas, un Cristo doblemente clavado en su cruz y en el árbol, allí vi hace meses un altar, levantado humildemente, el escombro se ha adueñado de todo, ni siquiera ha respetado un metro cuadrado, somos en el fondo inquisidores con una creencia que fue inquisidora hasta el sigo XIX
En fin Leganés es así, no respetamos ni a Cristo.
JOSMAN
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