martes, 23 de julio de 2013

EL MALEFICIO DE VILLALBILLA DE GUMIEL

EL MALEFICIO DE VILLALBILLA DE GUMIEL.

Teatro en tres actos.

Introducción a la obra:

Dicen que fue en el año 1949 cuando un atardecer se paró el viento norte en el “Prado” de Villalbilla de Gumiel, y que, silente como nunca lo había estado antes, a esa hora en que las aves comienzan su duerme-vela.
Ocurrió que una bandada de mariposas negras acudieron al “Prado” que lucía sus chopos y álamos negros de inmóviles ramas, y en ese mariposear de los insectos se adivinaba una danza flotante, lo curioso es que tanto golondrinas como murciélagos quedaron inmóviles, como petrificados, hasta que sin ningún motivo aparente, las mariposas negras se alejaron con dirección a la población cercana de Tubilla del Lago, donde según investigaciones no se tuvo constancia de su paso o su presencia.

Me recuerdan que, antes de abandonar las mariposas negras la pradera, un estruendo se escuchó, y que, de algún modo invadió la pradera, era el jolgorio de un Aquelarre, tan lejos de Navarra, el País Vasco, Galicia o Extremadura, en esta ocasión se producía en este corazón de Castilla, a menos de una veintena de kilómetros de Aranda de Duero.


El pequeño pueblo dormía, salvo las embarazadas que sintieron de repente un culebrear extraño por sus vientres, y sin que ellas pudieran imaginarlo en aquél instante, y en el resto de sus vidas, todas las hembras nacidas ese año, llevarían eternamente el estigma brujeríl de las mariposas negras.



Esther, psicóloga, natural de ésta localidad, al conocer el hecho por referencias al mismo, ha intentado investigar, en este mundo paranormal, pero ello, significa penetrar en un mundo donde la razón carece de razonamiento científico, y el comportamiento contra natura de las mariposas negras en la nocturnidad, en ese llegar súbito y desaparecer de un mismo modo, es harto difícil si no se le dedica un tiempo valioso, mientras, desde entonces, varias generaciones de enamorados que buscaron y buscan la sombra de los chopos, donde un manantial se convierte en arroyo, han sentido desde entonces el escalofrío de los rayos de Luna, confundiendolos con el fragor de los besos furtivos.

Leganés, 23 de Julio de 2013

José Manuel García García (JOSMAN)

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