domingo, 18 de septiembre de 2016

DARÍO, Y LOS DIAS AZULES

Dice la ciencia que, al mes y medio de vida, los bebés empiezan a enfocar con los ojos los objetos que le son visibles. Darío, empieza, o creo que empieza, a ver los días azules.

A veces se escriben romancillos para que los nietos los lean siendo adultos, pero Darío, no los leerá, por eso algunos romancillos, son para mí, en este soliloquio machadiano, en que uno sabe lo que es, y adónde va irremediablemente.


Darío enfoca sus ojos
al azul claro del día.

Yo, ya no estaré con él
sus grises de melancolía,
cuando al fin sea adulto
y no le sirva de guía.
Soy un abuelo tardío,
y mi balanza se inclina
a ese reino de Hades
de aquella mitología,
que hoy llamamos infierno
y sólo es, tierra bendita,
donde lo que se corrompe
vuelve a ser la pura vida.
Como las setas de otoño,
carroña que resucita.
En la base del pinar
medrar en la lluvia fina.


JOSMAN.

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