martes, 13 de junio de 2017

La cultura víctima de la incultura.

La foto elegida no recoge alumnos menores de edad.

La cultura víctima de la incultura.

¿Que dirán de mí, el día que interrumpa con pancarta, un concierto de la Escuela de Música Manuel Rodríguez Sales, manifestándome de que quiero un Ateneo y que se publiquen las cuentas del EMSULE? ¿Qué dirán los miembros de la Asociación de la Escuela madres y padres de alumnos, que dirán los músicos, en un día como Santa Cecilia? Dirán que soy un loco, un mal educado, un revienta actos y acudirá la policía local, y sin embargo ayer en El Egaleo interrumpieron en el acto que hicimos desde el Colectivo Literario Miguel Hernández, porque reivindican un profesor de trompeta, otrora defendía está Escuela quien esto escribe, e hice el primer homenaje a su fundador en la Casa de Salamanca, y ahora , esta gente, que entonces ni existía en la vida ciudadana, interrumpen mi escaso arte, pero tan digno como el de esa Escuela, de la que habrá que pedirle al Ayto., que nos confirme si es verdad que nos cuesta DOS MILLONES de Euros al año.

Pero yo no interrumpiré ninguna actuación de la Escuela de Música, por muchas cosas que deba decir a los gobernantes, porque respeto la cultura, porque de todo arte nacen las humanidades, porque de todas nos nutrimos por simple que sea una copla. Mis versos butarqueños no son como los de Cervantes, que era poeta también, pero merecen el respeto que la música de sus hijos que quizás no sean Ludwig van Beethoven.


Pero la incultura no sabe de Cultura, solo de intereses personales, posiblemente ayer era mi despedida de la palabra dicha en un escenario. Yo que tanto crítico la política empiezo a entender que , quizás no merezcamos una política mejor, porque nosotros no somos mejores.

Estamos ante la incultura frente a la cultura, y ese es un mal incurable , tendrá que nacer una generación nueva para decir que Leganés tiene dos dedos de frente, que es la capacidad de pensar, las trompetas hacen demasiado ruido cuando no se tocan.

Al margen de un romance a mi nieto, recité un poema que decía:

El Butarque es una sombra inmensa,
en ocasiones me ahoga la ausencia de la amada.
Otras, es un iris que desciende y rompe el horizonte.
Sólo la luz de sus ojos me alumbra el paseo quimérico,
donde un te quiero quedó en el eco perdido de su ribera. 


No es un poema de premio pepinero, era un poema de sentimiento.

Josman.

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