jueves, 24 de mayo de 2012

TIELMES, RIBERAS DEL TAJUÑA.

A mi prima Angelines Morata García, que habitó en una cueva que convirtió en palacio.

EN ESTA SEMANA DE PEQUEÑAS EXCURSIONES POR EL ESTE DE MADRID, HOY BAJANDO DE VALDILECHA, -A 6 KILÓMETROS,- HE VISITADO TIELMES, EN ESTA LOCALIDAD ME HE ENCONTRADO CON UNA VISIÓN DEL AYER, QUE SIGUEN SIENDO LAS DOS RIBERAS DEL TAJUÑA.

Y allí, en la ribera, frente a un peñasco me he sentado y casi adormilado, he dejado la mente en blanco, ejercicio tan beneficioso, que no siempre consigo alcanzar en su plenitud, en ocasiones mirar el fuego de una cocina francesa o el correr de las aguas de un río o arroyo, te trasladan con solo su observación a un vacío que te aisla de los problemas cotidianos, esa placidez o atontamiento pasajero hace que la mente descanse o se descargue.

Y en esa descarga, de nuevo en la servilleta hostelera de papel, deje uno estos versos, que aunque salgan en este blog, los escribe uno para sí mismo.


¡Oh, ribera del Tajuña,
que silbas en los meandros
aquella canción que duerme
a mi mente, que se sienta
en la placidez de Mayo!

Tus aguas caracolean,
hay en el centro un peñasco
que clavado en tu caudal,
no puede escapar nadando,
muerte-viva y mineral
que duerme el paso de siglos.

Y allí arriba, las cuevas,
donde los cerros-castillos
hacen de Tielmes la cresta
de un ave, que en su martirio,
como el peñasco clavado,
presos del mismo presidio...

¿ Por qué no andarán las piedras,
y estos mellados riscos
y el chopo de la ribera?
Todo en tí, humilde Tajuña
es funeral y bautismo,
por siempre canción que duerme
a la cigarra y al grillo,
hoy, a mi plácida mente
que un instante fue de niño.


Tielmes, 24 de Mayo de 2012

JOSé MANuel García García (JOSMAN)

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