Mañana escribiré de Liberto Malasaña, hoy escribiré de una poesía, que no es otra cosa que, escribir como hablamos, como sentimos cuando nos cruzamos de tarde en tarde, él para alimentar gorriones, y yo para leganear y alimentar mi pobre intelecto.
Podríamos coger el diccionario de la Real Academia Española y encadenar durante un día entero sílabas y métrica, pero eso, no sería poesía.
La poesía, es esa que en lo social dimana del alma como un Tsunami, y la lírica e intimista es la que brota de los sentires como una brisa marina en esas marismas de Cádiz, con un pellisco de salitre.
Escribid poetas del mundo para vosotros y para los lectores, tal y como habláis, como si estuviéramos en una antigua mesa camilla, con la familia, con los amigos, porque todo aquello que no surja del hondón del alma o de la conciencia, -para el que no crea en la existencia del espíritu,- repito, todo ello, jamás será poesía, será eso mismo, una ristra de palabras bellas encadenadas.
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