jueves, 28 de mayo de 2015

EL CALORÉT Y EL JUICIO DEL PUEBLO.

¿Quién me presta una infusión de Tila para Rita?

No hay que pisar a un ser humano hundido, como dice el refrán, puede levantarse.
Dice un familiar mío doctora en medicina que, el calor, o el caloré, -Calorét- creo que en valenciano- dilata las arterias, y que los hipertensos nos sentimos aliviados, pero a los hipotensos les aploma esa bajada, quizás solo lo dijo por aliviarme mi hipocondría.

Sea como sea, venía anunciando como miles de ciudadanos que, el caloré de los recortes, el caloré veraniego y zapateril de cambiar el Art. 135 del texto constitucional, que el calorét de la corrupción, de las Púnicas, la Gürtel y los Eres, se iban a someter al juicio del pueblo.

Y ahora vienen los calorés de la resaca, el recuento de votos, una  Esperanza Aguirre desdibujada y con un histerismo político impropio de una Grande de España, que se le achica el sillón, y esa obsesión propia de la aristocracia, del todo es mío, como acostumbraba la burguesía.

Ahora ve uno a Rita Barberá, con el calorét arterial o el bajón de azúcar, y es que cuando se está más de 20 años en el calorét del coche oficial y crees que te apean de él, te sube el calorét, la tensión política y hasta la glucosa en sangres política, que no la personal, quede clara esta diferencia - lo personal es íntimo, y por ello intocable-

En Leganés, ya advertí por escrito que Jesús Gómez, como León Felipe, poeta boticario- sólo tendría que sentarse delante de su farmacia para ver el cadáver político de la niña bonita, pero ni la niña ni el aún alcalde entendieron la metáfora.

El pueblo, equivocado o no, cada cuatro años celebra un juicio, observa las pruebas y lo peor de todo es que se convierte en fiscal, juez y tribunal supremo en 11 horas, y sentencia esa misma noche y al ser sentencia firme. NO CABE RECURSO.

Al pueblo este Mayo, con razón o sin ella, le ha subido el Calorét, y como en Fallas, ha quemado cuantas figuras había, ha puesto y quitado cenizas, ha sido deshollinador, y es que la chimenea de España, necesitaba cierta limpieza, no a fondo, solo ha sido el efecto del calorét.

JOSMAN

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