Me refugio en el Butarque, para intentar hacer una obrilla teatral de aficionado, en pleno proceso electoral, donde digo que la política cambia de leño pero no de fuego...
EL LOCO DEL BUTARQUE.
Teatro corto en tres actos.
Personajes:
El
Loco: Antonio García
Pescador:
Manuel Hidalgo.
Psiquiátra:
don Agustín.
INTRODUCCIÓN:
En
el Arroyo Butarque, sito en el término municipal de Leganés (Madrid) es
habitual ver a un hombre asomado a la orilla del lago o embalse soñando, hablar
sólo, o midiendo su sombra a medida que el sol busca su ocaso.
Antonio
es un enfermo mental, que, tras perder su trabajo cae en una profunda
depresión, su neurosis a pesar de estar medicada, ha mutado en una bipolaridad
que no es habitual en los maniacos depresivos, pero son los misterios que aún
siendo tratados médicamente, la ciencia duda de su proceso y su realidad, y
máxime cuando se trata de un paciente que, es consciente de su fantasía, de sus
sueños, canta canciones creadas por él para una ninfa inexistente, tal y como
cuenta a su doctor, diciéndole en consulta. Sé que no existen las ninfas ni mi
ninfa, pero acaso no sueña el navegante
con un puerto sabiendo que morirá en su corta o larga singladura.
Acaso,
doctor le dice nuestro paciente, sin
sufrir de espejismos visuales el sediento en el desierto, no imagina un oasis
con aguas cristalinas, ¿no imaginó Julio Verne todo cuanto escribió? ¿O no le
sirvió El principito a su autor para mitigar su soledad; o loco o cuerdo
Cervantes en su cautiverio de Argel, no se valía de su imaginación para salir
mentalmente de su situación de esclavo?
En
las páginas más importantes de nuestra literatura don Agustín, existe más
fantasía que realidad, ahí es dónde se han fabricado todas las pasiones y
frustraciones de nuestros autores, y hoy, son glorias de España, ¿o acaso doctor, le dice nuestro Antonio- no es nuestro procer
Miguel de Unamuno, su otro yo en San Manuel bueno y mártir? ¿acaso, no crea ese
personaje para luchar contra su propio ateísmo o agnosticismo?
¿Cuántos
Unamunos había en Unamuno, en su Niebla, o cuántas Liduvinas? aunque él
confesara que sólo habían existido en su literatura, él no es otro que, el propio
cura dudoso del Lago de Sanabria, y el otro cura sermonero o predicador
enamorado de la monja de clausura, a la que abandonó anteriormente por miedo al amor.
¿Dígame
doctor, dígame, don Agustín? ¿Existió Marinela de Galdós? ¿Existió Dulcinea –
Aldonza Lorenzo-¿ ¡Sáquelos de la tumba a todos los autores, y hágales un
psicoanálisis, porque todos tuvieron como yo, una ninfa que les alumbró las
horas de soledad, ¿todos eran enfermos? yo, don Agustín no voy al Butarque para
ver pescar, ni ver deshojarse los chopos, ni para ver cuántas plumas pierde un
pato, ni para ver un embarcadero roído donde no hay una sola barca, nunca las
hubo!
Voy,
don Agustín a rumiar mi ayer, mi hoy y mi mañana, y a eso ustedes lo llaman
esquizofrenia, y me sienta aquí en su mesa media hora para entrar usted en mis
sueños, porque con su carrera de medicina y la especialidad de psiquiatría,
usted carece de ellos y es un enfermo mayor que yo, usted doctor, sufre de
realidad vacua, usted reconocido como buen profesional, solo sabe de
psiquiatría y como dijo Unamuno y después quiso apropiárselo el doctor Marañón.
“Quien solo sabe de medicina, ni de medicina sabe" El poeta vasco dijo anteriormente: "Quien solo sabe su legua, ni su lengua sabe".
JOSMAN.
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