domingo, 24 de julio de 2016

EL TXISTU Y EL MAL POETA.


Ironía Pepinera de un día de Julio.
Tanto se escucha y se lee sobre comidas políticas que, -sin pisar alfombras del poder-, me invitan políticos y filósofos, como si fuera este aprendiz de poeta un intelectual.


He almorzado en El Txistu,
Y cenaré en La Chopera,

¡oh, el bacalao de Vizcaya
con mi pensión de miseria!
Políticos y filósofos
me dejan a rienda suelta,
sin temer a mi tensión
me atrevo con las almejas
y hasta chupeteo el caldo.
Ya pagará el que pueda…
y me mancho la corbata,
-yo que no soy de chaqueta-,
hoy me obliga el protocolo
aunque no entiendo esta ciencia.
Me preguntan por España, 
y de pronto, mi respuesta:
Qué torpe filosofía
delante de estas almejas,
en un pueblo donde el Chope
solo tienen por merienda.
¿Qué me importan mis vecinos,
su paro, sus hipotecas,
y ese aire en refijerio
que hoy es horno en las escuelas,
presupuestos ilegales,
desde Enero a Nochebuena?
No me preguntéis señores,
que el buen txacolí me espera,
y aunque sea torpe abstemio
tiene un sabor que me tienta.
Arroz con leche, de postre,
¡esto es vida, vida plena!
Uno paga con la Visa,
y, sin demora, ni espera,
pido mi café y mi puro…
Y con la barriga llena,
solo me falta una dama
con los labios de frambuesa
que me recite al oído
un amoroso poema.
Lo demás… es ya privado,
Y allá en Valdeacederas,
paralelo a Castellana,
al fin me salió la cuenta,
trescientos Euros de ala
y remangué la camisa,
quité corbata y chaqueta.
Y atrás se quedó El Txistu
con su techo de madera
y un culin de Txacoli,
y, los labios de frambuesa…
Anaquel de la memoria
en mi noche pepinera…
¿Soy político o burgués?
¡Solo un tonto, un mal poeta!

Josman.

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