En Leganés tenemos diferentes opiniones,hay quien ve una ciudad idílica, y otros vemos las necesidades, y el poeta escribe como es, sin eufemismos que endulcen la realidad.El poeta debe ser mordaz y no una frambuesa de letras, ni un jarrón decorativo de bella presencia escaparatista.
La escritora y poeta Doña Lucy Carlosama en el núm. 2 de la revista local Comercio y Empresa escribe una Ciudad Eco-integrada, muy bien escrita la carta al lector, en la que de un modo entusiasta nos describe una ciudad llena de virtudes donde al parecer acogeremos el III Congreso Mundial de Escritores UHE “Miguel de Cervantes”. Nos dice que somos “una urbe que se vive día a día, con la participación de actores plurales por el poder del encuentro donde se facilitan procesos de diálogo y convivencia que enriquecen la ciudad”
“Leganés
será la Ciudad del encuentro mundial de la poesía y la literatura del 14 al 27
de Noviembre de 2017” De los temas Comerciales y de Empresa
yo no opino, pero sí de la idílica ciudad que describe nuestra escritora y
poeta.
Las opiniones y respeto
la suya y la admiro por sus vocablo y buena redacción, diré y digo que, como
las huella dactilares todos tenemos la nuestra, y que nuestra ciudad tan
plural, es como aquel trébol que San Patricio utilizó para explicar a los
irlandeses el Misterio de la Santísima Trinidad “Uno y trino” lo que ocurre es
que el trébol une en un solo tallo tres hojas, y Leganés con 200.000 habitantes
tiene diferentes hojas y opiniones y cuatrocientos mil ojos, (excepto aquellos
de la infancia que hay que respetar y no meter en ningún cocido opinador), y
vemos la ciudad con otros ojos, y ahí, es donde se produce el debate social y
político, la vida para nuestra desgracia no es idílica como la ciudad.
Como es diferente la
opinión y la visión de un político con 60.000 Euros anuales que un parado de
edad avanzada más de 58 años- con 426 Euros mensuales, 5112 anuales de subsidio
de escasa supervivencia.
Las ferias y las
ciudades se ven de diferente manera, hablar de parados no es demagogia, es una
realidad que alcanza a nuestra vida social, poética y literaria, la salud, la
educación y el trabajo, marcan también la opinión de las ciudades, por ello
tenemos áreas o concejalías de Salud, Cultura, Educación y Empleo.
Nos alegramos y me
alegro de que en Noviembre seamos la ciudad de la poesía y la literatura
mundial.
El mundo avanza, como
avanza nuestro comercio y nuestras empresas, pero sin ser agorero ante este
gran encuentro, y sin nombrar a nuestras empresas, diré que los salarios no
avanzan a ese ritmo están paralizados. Hay que recordar hasta la saciedad y lo
conoce bien nuestra escritora-poeta, que hemos tenido en este invierno que
finaliza, pobreza energética y cierta desnutrición infantil a las que a veces
ni Caritas ni nuestros Servicios Sociales pueden abordar en su plenitud.
Y mientras exista un
solo vecino con una pensión paupérrima, salarios de miseria, niños que sus
familias no pueden pagar la vacuna contra el Meningococo tan necesaria, sin
estar en el calendario de la Seguridad Social y que nuestros trabajadores de
800 Euros mensuales tengan que apretarse tanto el cinturón que unan la hernia umbilical con los riñones para pagar dos dosis como he comprobado este mismo
mes, pues opino que la ciudad es maravillosa, pero su sociedad me produce
tristeza. Y reitero, esto no es demagogia ni pesimismo, es el pan nuestro de
una sociedad pepinera que como los viejos fumadores necesitan y necesitamos el
oxígeno de la vida y de la dignidad.
Y ni soy Comunista, ni
de Podemos, ni de Uleg, ni socialista o del PP-C´s, soy desde mi afición a la
poesía butarqueña, que no mundial, un observador de la vida, y cuando se llega
a mi edad, donde todo se gana y se pierde, no soy dependiente de ningún ideal,
conservo el ideal independiente de ver, oler y sentir lo público y verter negro
sobre blanco, como veo y siento esta mínima vaguada butarqueña que se abre paso
canalizada, porque muy señora mía y admirada escritora-poeta, vemos la ciudad
con diferente visión.
Y es que el trébol patriciano,
tiene dos hojas invisibles el Padre y el Espíritu Santo y la otra murió en la
Cruz es la que vemos, las otras dos, sin dudar de su existencia son invisibles,
y eso, como la Ciudad de Leganés, es cuestión de opinión y de fe, desde el
respeto, y también desde la óptica de la lente de la vida, a Leganés no vino
San Patricio, y el trébol butarqueño orillea en una ribera a veces abandonada.
JOSMAN.
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