Y se abrió el mundo las carnes
y la Atlántida descendió bajo la mar,
clamó un estruendo en las cordilleras,
y África, era un vergel de vida inmensa,
España, apenas un columpio pastoril
donde la sombra se pisaba en el sosiego,
era ayer, cuando el horizonte olía a trigo nuevo.
Hombre y mujer, eran dos sayas pardas
con manchas de resina pegadiza,
mi linaje pobre, uncía bueyes
a carros que cantaban por los montes.
La galerna se llevaba hombres honestos
con su brazo de mar enfurecido.
¿Y los besos? los besos eran de frambuesa
sobre colchones de hojas de maíz.
Después, el Karma del espíritu sangrante,
masticó un destino sin retorno.
y la Atlántida descendió bajo la mar,
clamó un estruendo en las cordilleras,
y África, era un vergel de vida inmensa,
España, apenas un columpio pastoril
donde la sombra se pisaba en el sosiego,
era ayer, cuando el horizonte olía a trigo nuevo.
Hombre y mujer, eran dos sayas pardas
con manchas de resina pegadiza,
mi linaje pobre, uncía bueyes
a carros que cantaban por los montes.
La galerna se llevaba hombres honestos
con su brazo de mar enfurecido.
¿Y los besos? los besos eran de frambuesa
sobre colchones de hojas de maíz.
Después, el Karma del espíritu sangrante,
masticó un destino sin retorno.
07/01/2015
JOSMAN.
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