Ayer, pasada la media noche, no se si en serie, o una película de Santa Teresa,en TVE-1. Una de las protagonistas secundarias, tras leer un texto de Teresa, ante un colaborador de la Inquisición que la denuncia al Santo Oficio, en una frase sencilla, -no se si histórica o nacida de la mente del guionista-, exclama ante el sacerdote de la inquisición: "Las mujeres os damos placer, os damos hijos, ¿Y no podemos daros la palabra escrita?"
Esa frase si fue real, es el despegue de la literatura femenina - tras aquella Safo griega- Es curioso, el primer texto es leído en el tribunal inquisitorial que juzgaba a la Carmelita Descalza. Y dice la obra de misticismo intrínseco, "Siento a Dios entrar en mi, y otras gozar yo dentro de Dios" ¿Herejía? ¡no! Nadie como ella amó a Dios, y ahí es donde ésta y otras obras históricas, una mujer hace que el Arzobispo de Sevilla, primado de España se pusiera de rodillas ante ella. Con ella, y San Juan de la Cruz nace el embrión del siglo de oro.
Podemos creer o no, en la fe, pero creamos en la literatura, al margen de aquella iglesia sanguinaria y asesina, dudemos de su santidad, pero no de su legado literario, monja calzada o descalza, ella fue el despertar de la mujer a la literatura a la palabra escrita.
Ella, que no dio placer carnal ni parió hijos del hombre, en su rebeldía, nos dejó su palabra escrita, debería de ser la patrona de las mujeres poetas.
JOSMAN.
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