Da miedo escribir una frase, que se pueda convertir en trece y cada uno de esos trece la aumentan de modo tal que te culpan de la carga completa de lo citado con los añadidos populares. Aún siendo un mal poeta.
Posiblemente a algún político de Leganés le ocurrirá lo que escribió Mateo Alemán en su Guzmán de Alfarache, porque hasta los poetas amateur contamos tres de una verdad o de la verdad “y de esas tres han hecho trece y las trece trescientas: porque a todos les parece añadir algo más, y de estos algunos han hecho un mucho que no tiene fondo ni se le halla suelo, reforzándose unas a otras añadiduras, y lo que en singular cada una no prestaba, juntas muchas hacen daño.”A esto Mateo lo llamaba” lenguas engañosas y falsas que, como saetas agudas y brasas encendidas, le han querido herir las honras y abrasar sus famas, de que a ellos y a mí resultan cada día notables afrentas”
¿Cómo aquella España de hambruna de los siglos XVI y XVII pudieron dar semejantes genios? Mateo Alemán, Gracián, Cervantes, Quevedo, dejaron un Rosario de cuentas retratistas, donde siempre y por siempre salen a relucir los escribanos de los juzgados o como en el caso de Guzmán su padre, que era “alcalde” que en ese siglo no era lo que es hoy, era un hombre de poder sin pisar un ayuntamiento. Pero cuenta que había más poderosos que quejándose a la corte daban con la carne y huesos de Mateo en la cárcel, a pesar de que él no andaba del todo limpio, según sus biografías.
Y aún decís que no existe la corneja sobre nuestro Leganés, la corneja, no es de hoy, ni es de ayer, es de ese siempre todavía, machadiano.
La corneja crea ese maleficio y en nuestro ayuntamiento hay enfrentamientos que se acrecientan y pasa de uno a tres, y de tres a trescientos, ¿pero qué gana un poeta aficionado escribiendo y alertando? Y de nuevo Machado:
"Anoche soñé que oía a Dios, gritándome: ¡Alerta!
Luego era dios quien dormía.
y yo gritaba: ¡Despierta! "
JOSMAN.
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