miércoles, 25 de abril de 2018

HAMBRE, INIQUIDAD Y SOBERBIA.

En verano sacaré un libro recopilador de mis artículos de opinión. "Retrato de España y Leganés" y, "de ese ayer que es todavía" Que no saldrá en Leganés.

HAMBRE, INIQUIDAD Y SOBERBIA.
Nuestros grandes intelectuales, escribieron la historia novelada o teatralizada y algún soneto de añadidura. Llena de conocimiento leer estos días a Mateo Alemán, en aquél siglo que teníamos medio mundo y en nuestros dominios no se ponía el Sol, decía Felipe II , que arruinó 3 veces nuestra España.
La hambruna estaba en el limosneo en la puerta de los templos y en las de los palacios de la burguesía. Mateo en los labios de Guzmán decía: “Malo es no tener padre, ni tener madre, pero es mucho peor no tener que comer”

En un tiempo que venían barcos hasta Sevilla repletos de oro y plata entre otras riquezas, pero todo se nos iba en guerras, escuadras invencibles y en fiestas y esa gula desmedida, que se daba hasta en los animales equinos de la casa palaciega, todo ello se novelaba disfrazando una verdad más cruel para poder pasar la censura.
Mateo hace clamar a Guzmán: “tus caballos están gordos y revientan y se te caen los pobres muertos a la puerta de flacos” en el capítulo II del segundo libro de la 1ª Parte de su Guzmán de Alfarache.
Y entre todo y sobre todo tres capítulos con referencia a la honra y a la ética de aquél tiempo, al reparto de la riqueza que hoy demandamos lo llamaba así, y cómo los poderosos, la oligarquía de siempre, como la de hoy que nos somete de muchas formas y modos, caían y hoy caen en “esa hija sin padres” que nuestro mayor genio Baltasar Gracián, en mi opinión, lo llamaba la soberbia.
Damos un salto de tres siglos y todo seguía igual, leed a Galdós, a Valle Inclán, a Pío Baroja, la historia está novelada, el retrato escrito de la diferencia de clases, cientos de gobernantes durante siglos al servicio de esa clase dominante desde la noche de los tiempos. A veces no quiero leer más, ni escribir, hasta no sentir. Dicen que saber no ocupa lugar, sí lo ocupa, en los anaqueles del alma y en las neuronas cerebrales que los neófitos en la ciencia llamamos memoria, me cansa leer, tratar de entender, escribir como aficionado, y sin embargo como en el pecado de la gula, alimento mi escaso intelecto sumergido en lo que fuimos, para saber dónde estamos, y que salvo en la imparable y necesaria tecnología, en lo intrínseco de los seres nada hemos cambiado.

JOSMAN.

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