jueves, 24 de marzo de 2011

EL ABEJORRO NEGRO Y LA FLOR BLANCA.

Hoy, toca un relato breve, para mayores de 18 años, aún no se si lo he soñado o he vivido.

Un hombre de raza negra, -con todo el respeto a las razas- al que he cambiado el nombre, mientras bebíamos una cerveza, sin alcohol, a esa hora en que se debilita el reflejo de la Luna, y, unos tímidos resplandores del Dios Sol pugnan por alzarse por el vecino barrio de Villaverde Alto.

Vi a éste Abél, tan bíblico, como se enrollaba como una serpiente por la cintura y el cuello, de una dama rubia que nos dijo que era de la tierra cordobesa, la mujer llevaba unos pocos grados de alcohol que ya había trasladado su intestino grueso a la sangre.

Abél, de pronto me sorprendió, hocicaba como un gocho, y a ratos se relamía como un gato callejero ante una raspa de sardina fresca.

Y yo espectante, comencé a escribir cuanto vi:

Hoy veo a Abél lamiendo
en la fuente de la vida
de una rubia cordobesa,
café con leche, lascivia...



Un gran negro succionando
fluidos de miel bendita...
Como abejorro negro
en la flor de las delicias.



Cansado de ser mirón
me retiro muy deprisa,
sexo y alcohol, dos colores,
en una igualdad distinta.
¿Esperemos un mestizo?
¿se tomaron las medidas...?




Leganés, 24 de marzo de 2011

JOSé MANuel García García (JOSMAN)








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