LA PENA DE SER MADURO...
Según avanza la edad, empieza a uno a ver limitaciones, deportes, comidas y hasta en parte el amor, sobre todo lo notas cuando tomas un café con una dama joven, es como si la edad te limitara a no poder tener la rosa, y sientes la pena de haber sido jardinero y ser un jubilado ¿el tiempo es así?.
Yo creo que llegando a una edad, puede existir el amor, pero no existen las flores en tu otoño, y empiezas -sin estar pesimista- a ver la realidad, el otoño de la vida tiene alegrías, pero especialmente nieve y un cielo gris que te sobrevuela y te envuelve, y no es depresión es la realidad de las hojas verdes que vimos en primavera y que las descuelga pardas el viento del otoño y, hasta la hace bailar una danza agónica, hasta que el jardinero las barre y amontona y las carga en el fardo del olvido.
Y nos dieron sombra y frescor, y nos dieron ... y no las damos... incluso he visto montones incendiados para ser cenizas que el viento vuelve a dispersar y vuelta a empezar...
La pena de ser maduro
es mirarte y sentir
un relámpago interior
y callar este sufrir.
La pena de ser maduro
y asomarse a un jardín
sin poder tocar la rosa
¿por qué el tiempo es así?
No existe la flor de otoño,
sólo nieve y cielo gris...
Leganés, 14 de Septiembre de 2011
JOSé MANuel García García (JOSMAN)
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