El Sueño.
En
uno de esos días en que ni nos damos cuenta si está despejado y con sol
radiante o cubierto por nubes grises, como si el llamado cielo estuviera
cubierto de pavesas voladoras.
En
un sueño de esos que te dejan al despertar sin conocer el fin, alguien sueña
que, un hombre cae a un pozo, mal presagio, el pozo es un hundimiento del ser,
la mujer que al parecer le ama, lucha desesperada por sacarlo, pone en ello
todo su tesón, toda su fuerza, al fín consigue sacar a su amado.
Aparece
una fuerza joven, rezumando belleza, insistiendo que el hombre es su hombre, es
curioso el sueño se nos muestra reversible para equivocarnos, para destrozar el
razonamiento, el hombre que siempre piensa que pierde a su amada, ahora es la
amada en el sueño quien teme perder al hombre.
Ella,
la amada, comprende equivocadamente que no tiene el amor del hombre, que le ha
sido arrebatado, pero es sólo un canto de la sirena del sueño, abandona lo
amado, se marcha como en una escena de cine mudo, sin una sola palabra.
Incomprensiblemente ante la desesperación de perderla vuelve esta vez
voluntariamente al pozo, donde queda ahogándose en el lodo de la sedimentación.
Los
malos entendidos, siempre rompen el fino hilo del amor. La joven en una
ensoñación dentro del propio sueño.
Dos
cosas convergen en el análisis psicológico de éste sueño, el hombre es quien se
aferra a la mano salvadora, y ella, la amada, que jamás ha tenido
temor de perderlo, lo pierde oníricamente, sin luchar por conservarlo, por el simple
hecho de una visión fantástica.
Es
el abandono cruel, lo que la amada vio era un imposible, la figura de la mujer
joven, sólo era un temor, la joven no podía sacarlo del pozo, era un miedo que
la mujer jamás había tenido, la joven es la nada, y la nada no puede arrebatar
nada.
Pero
en los sueños, que casi nadie puede descifrar, siempre son un espejo opaco que
desvirtuando la realidad, también nos mandan un mensaje, ¿cuál es el mensaje?
Es difícil hallarlo. Lo que sí es seguro es que, lo de menos es el pozo, la
joven y la amada, lo importante es la existencia del hombre, del amor. ¡Quien
pasa por un sueño existe en el soñador o soñadora!
Es
una vida paralela en el cerebro del ser, y a veces lo que no tenemos, basta con
estirar la mano en el borde del pozo y salvarlo para tenerlo, pero ella abandona
todo, ignorando que ahora es él, quien voluntariamente se lanza al pozo, desde
él la reclama, la suplica, y el eco de su voz se va entrecortando y sólo se
escucha, ¡es mentira, es mentira!
Y en
esa mentira gritada, se produce el
instante del despertar con el incierto final, el sueño es como esos filmes en
que desconocemos el final que queda es suspenso,
Si regresará la amada, si
habrá una nueva salvación, la mente es así de juguetona, nos puede sofocar,
provocar taquicardia, tenernos en un sinvivir, en ese inconsciente que
enmascara todo mostrándonos invisibles unas neuronas que de vez en cuando
juegan, porque también tienen vida, aunque sea encarcelas tras los muros
craneales.
Leganés
en los despertares del 17 de Septiembre de 2015
JOSMAN.
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