Leganés, lo he dicho muchas veces, tiene una gran fábrica de ideas poéticas, los políticos han pasado junto a ella sin notarla, ésta no da votos ni grandes multitudes.
Obviamente, yo no pertenezco a la fábrica, sólo soy un aprendiz de taller social.
Leganés con más de 20.000 universitarios licenciados en diversas materias del conocimiento, carece de lo fundamental, de poesía social, nos sobra lírica, pero hasta hoy en que me he quitado la barba blanca, para encontrarme más con Celaya que con Unamuno, me doy cuenta que los poetas no pueden ni deben ser médicos de lo social, los poetas deben de ser especialistas en análisis y medios de diagnósticos sociales.
Dicho en cristiano carabanchelero, el poeta es quien hace la radiografía, el tac, la ecografía, y si puede publicarla, que es mandársela al médico-político- que ponga tratamiento a la sociedad necesitada de alivio.
Pero explicar esto en Leganés, es de ser gilipollas, pero a mi edad, no importa hacer el tonto 15 minutos al día.
Leganés, ahora que dicen que va a reunir a su Consejo Sectorial de Cultura, necesita algo que, no puede dar la política a la literatura,una escuela poética, una universidad popular de la idea, no la de saber escribir burro con v o con b.
Me decía Rafael Alberti en 1983, cuando yo le decía que siendo analfabeto funcional poeticamente y enfrentado a un sistema militar franquista y posfranquita al tiempo: "Hijo mío, llamales burros, aunque sea con V"
Fue entonces cuando Leganés abrió su Universidad, nuestros hijos se abrazaron a ella, teníamos y tenemos los mejores poetas de ambos sexos de toda la CAM, pero son sentimentales, naturistas y líricos.
Pero nos falta un poeta social, nos falta un Miguel Hernández, un Celaya, un Blas de Otero, que analice las penurias de los parados sin prestación, de los que viven con un subsidio de 426 Euros al mes, de esa malnutrición infantil, por eso cuando yo que no he alcanzado ser poeta, les digo a los políticos que el pueblo sufre, y ellos quieren colocar columnas de mármol en el Capitolio leganense, que son sus sueldos, es entonces cuando no soy querido, me basta con el amor de mis hijos, y a mi edad canosa, sin injuriar ni calumniar, puedo y debo opinar en mi humilde taller de ideas.
JOSMAN.
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