Cuando a Esperanza Aguirre se le quebró la voz, fue la señal inequívoca del fin de un ciclo, Yo, no hago leña del árbol caído, pero intuyo cuando sus hojas y sus ramas acaban con el paso de los años, siendo sedimento graso en las selvas.
Y vuelve uno a los versos de Virgilio, que ya predicaba sin saberlo el cristianismo 50 años antes de nacer Cristo.
"Volverán en su forma verdadera
cuando vieren con presta diligencia
derribar los soberbios levantados
y alzar a los humilde abatidos
por poderosa mano para hacello"
Esperanza no había leído "Aurora Roja" de Baroja,y por ello desconocía que en 1905, el tercer depósito del Canal de Isabel II, se derrumbó causando muertes, justo ahí, en los jardines permitió hacer un campo de golf sin preguntar ni por qué , ni cómo, ni para quién, y ahí, esas casualidades en que uno se pregunta por el "Karma", allí, no hay una corneja como en Leganés, lo que hay, lo vi desde la Dirección General de la Guardia Civil durante 25 años. ¿Y cuál es la poderosa mano para hacerlo?
Quizás la misma que inspiró a Blas de Lezo en Cartagena de Indias. pero eso, es demasiado intrincado para un aprendiz de poeta, que lo que vemos con claridad en la mente, no sabemos darle forma con palabras escritas y su sintaxis.
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