La Participación
Ciudadana es uno de los pilares de una ciudad en democracia, por no hablar de
toda una nación, por no hablar de una Comunidad de avales arturianos y granados
con dinero público.
En Leganés gobierna una
especie de “oligarquía de amigos”, que van en la lista electoral, y si no salen
elegidos, acaban de Directores Generales –ilegales en 1ª Instancia- o Asesores,
lo que convierte la administración en una oligarquía vestida de nepotismo, y
sin ser los más poderosos económicamente que es la oligarquía real, lo son por el
poder derivado que se les da sin el voto directo de la ciudadanía. El nepotismo
en su mayor grado hacía Cardenales a niños de 15 y 17 años, -repasemos la
historia- sobrinos de Papas y otros poderosos, Pisístrato organizó su tiranía
basada en esos cargos amigables designados a dedo. Todos los partidos políticos
practican el nepotismo e incluso crean empresas públicas para el acoplamiento
de personas de confianza relacionadas con el partido.
La Declaración Universal
de Derechos Humanos en su Art.21.2 dice: Toda persona tiene el derecho de
acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
Hoy se dice que se
quiere modificar o renovar el Estatuto de Participación Ciudadana, en mi
modesta opinión, pienso que se debe de conservar el existente, que sin ser la
Biblia, es un Catecismo que recoge lo esencial si se quisiera cumplir en
profundidad.
A veces escribo
demasiado de aquel pasado, del que a pesar de la existente esclavitud, fue el cimiento
de este presente democrático que hemos desvirtuado con los intereses económicos
y las ambiciones humanas de una minoría depredadora que marca el rumbo del
mundo.
Hace años que leí “El
hijo del sueño” de Valerio Massimo
Manfredi, que narra la vida de Alejandro el Magno.
Todos sabemos que
Aristóteles fue profesor de Alejandro, el maestro le regaló un día La Ilíada y
La Odisea, Alejandro agradeció el regalo, pero añadió que por qué trataba de
educarlo como un griego si él era macedonio.
En aquél tiempo Grecia
había llegado al punto cenital de la cultura y del conocimiento en todas sus
ramas del árbol del saber.
Muy brevemente le
explicó lo más sencillo de entender, hay tres modos de gobernar, una monarquía,
donde manda uno sólo hombre, una oligarquía donde mandan unos pocos, y aquella,
dice Aristóteles literalmente:”En la que
todos los ciudadanos ejercen el poder, que se denomina democracia”
“Aquí
en Macedonia la palabra de tu padre es ley, en Atenas quien gobierna ha sido
elegido por la mayoría de los ciudadanos, pero también, por lo mismo un
zapatero remendón o un mozo de cuerda pueden ponerse en pie en la asamblea y
pedir que una decisión ya aprobada por el gobierno de la ciudad sea revocada,
si encuentra un número suficiente dispuesta a apoya su moción”
¿En Leganés un solo
vecino con apoyos de una inmensa mayoría, cambiaría un Plan Parcial de
Urbanismo, cambiaría los Presupuestos? ¡No! Sería un milagro, aunque se unieran
todos los Movimientos Ciudadanos.
Tenemos una democracia
de urnas, de once horas electorales, al día siguiente cogen tu voto, y de lo
predicado y prometido en campaña electoral no me acuerdo. Los antiguos decían “una vez metido, se olvida los prometido” Y
esta cita de mi escasa cosecha: Una vez en el escaño, te defraudo sin que
parezca engaño.
El PSOE en Leganés ha
defraudado en sus expectativas, hasta ha caído en el defecto brutal de la
privatización, que es lo peor de un partido que se apellida obrero, y de nombre
socialista, no le puedo pedir que vaya a esos tiempos de su fundación, cuando
Pablo Iglesias aún olía a tinta de imprenta y Tetuán y Cuatro Caminos eran solo
la Aurora Roja de Baroja, la modernidad no
puede derrumbar el origen, y los hombres deben de evolucionar, pero no eliminar
el ideal en su pureza, y si se derrumba, no dejad ni el vestigio del nombre.
José Manuel García
García (JOSMAN)
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