Lo ocurrido en Argentina en el previo del encuentro entre el Boca y el River, no es una anécdota, es una sintomatología que se extiende por todo el mundo. Durante siglos el opio para el pueblo fue la Iglesia, así lo escribieron Unamuno y Antonio Machado, éste decía que, era tal la fe que “Algunos desesperados buscan remedio en la soga/ otros en cuatro palabras,/ la fe se ha puesto de moda”
En la Argentina, dicen que el fútbol es una religión, en España es lo mismo, es decir, un sólo Dios, cada afición le construye un templo, allá el Monumental y aquí el Bernabéu, donde hoy la oración es un grito, una bengala, y el tirar piedras o adoquines al autocar del equipo contrario.
Vivimos en una sociedad enferma, que a falta de tranquilizantes y terapias, necesita esa dosis de violencia, al otro opio, eclesiástico, le bastaba con una oración y un pasaje del Evangelio.
La Iglesia dominó 20 siglos, alivió con sermones repetitivos las angustias y frustraciones a hombres y mujeres vestidos de negro, hoy es un gol de Messi.
En Leganés jamás hubo una manifestación mayor que la del ascenso a primera del Leganés, y comprendimos aquello de “Pan y Circo” que decía Juvenal que había que dar al pueblo.
Contra más universidades nos crean, más cuadrado se vuelve el cerebro de los seres, pero en algo debemos de creer, Si Dios no existiera habría que inventarlo dijo un sabio.
Si el River, el Boca, el Madrid, el Barcelona y Atleti no existieran, ¿donde hallaríamos el opio? El opio que nos traslada a otro estadio para no ver la realidad, huimos de ella tras un balón que penetra en un rectángulo, no tenemos arreglo.
JOSMAN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario