Quien visite El Butarque por primera vez, le dará la sensación de un arroyo miserable, sin embargo, quienes somos usuarios cotidianos, cada día descubrimos un encanto mayor, hasta el punto que sientes el arroyo como tuyo, y te conquista como una mujer, y hasta creo que en mi caso, me atraviesa la médula de sentir.
Patos pardos y ocas blancas,
y El Butarque tímidamente
bajando, rumiando sus soledades.
Reflejando en su lago la arboleda
se viste de verde transparente,
mientras un pescador con su caña
se duerme en la orilla
bajo un alto sauce, cercado
de pinos gallegos,
y unos juncos que se mecen
con el dulce viento de la primavera.
Viento sosegado, abanicante,
tarde plácida y paseante.
y ese baile de insectos
sobre el grillo que despierta,
y la rana observante.
El Butarque como siempre
te conquista, y atraviesa
la médula de sentir.
Las ocas juegan y juegan,
se alimentan con el pan bendito de los niños,
mientras que los patos pardos
más que nadar, navegan…
Leganés, 10 de mato de 2009
JOSMAN.
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