'Tête de Femme', retrato que Pablo Picasso pintó de su amante y musa Dora Maar. (Foto: EFE)
a tí, que arrullas mi otoño blaquecino.
Repasa uno y rumia lo vivido, lo sentido, lo gozado, y lo sufrido, en este otoño que se aproxima inexorablemente, y, a veces en la soledad de la noche tibia, sólo se busca desesperadamente el último verso: amar muy arrullado en tu pecho tiernamente.
He sufrido la escarcha de meseta en la noche,
sentido sobre mi la primavera floreada.
He soñado en los cangilones de la noria de mi vida,
amaneceres y atardeceres de media pena-alegría.
Y he levantado castillos, y bajé a las cuevas...
bebido del placer la gris hiel de mi torpeza,
toda la miel y el limón de mis sesenta años,
así, y con todo ello, aún me miro al espejo
sabiendo que me queda un otoño blanquecino:
¡amar, muy arrullado en tu pecho, tiernamente!
Leganés, 31 de octubre de 2010
JOSÉ MANUEL GARCÍA GARCÍA (JOSMAN)
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