Ni que decir tiene, este vértice debe ser remarcado, y en mi opinión no siempre está presente en las movilizaciones de los movimientos ciudadanos críticos, que la situación de las clases empresariales, el verdadero poder en la sombra y, últimamente, a la luz de todos, y sus ejecutivos y cuadros serviles, a los que seguramente estos privilegios indignos deben parecer limosnas, supera ampliamente la abyección que abona, en general, el conjunto de políticos profesionales a los que seguramente la pregunta “Por qué un diputado con tan solo siete años de ejercicio ya opta a la jubilación con todos sus derechos y un trabajador necesita 35 años, o 37,5 años y medio según la última contrarreforma por ellos defendida” les parecerá asignificativa, impertinente o incluso será tildada de populista.
Previamente hay excepciones que deben citarse. Julio Anguita, por ejemplo, o Sánchez Gordillo, el alcalde de Marinaleda. Pero nadie pensará que se trata de dos políticos profesionales en ninguna acepción razonable de la categoría.
La lista de los desmanes es larga. No he podido contrastarlos. Algunas de las entradas más destacadas, algunas de ellas ya conocidas:
1. Con lo que gana Mariano Rajoy en un mes, candidato a la presidencia de gobierno, una pensionista con cuatro hijos vive durante dos años y medio (1-30).
2. En España no hay ninguna institución que conozca cuántos políticos cobran del Estado.
3. Un ciudadano español tiene una pensión máxima de 32.000 euros anuales. Los políticos españoles tienen derecho a pensiones vitalicias muy superiores. 74.000 euros en el caso de los primeros espadas. Estas pensiones no son incompatibles con otros sueldos de la Administración o con otras actividades económicas.
4. La retención de las nóminas de diputados y senadores es del 4,5%
Esto es sólo una tercera parte... Es de pena cuando hay más de 4 millones de parados.
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