Este mes en la revista vecinal "Pedimos la palabra":
No hay que pisar a
un ser humano hundido, como dice el refrán, puede levantarse.
Dice un familiar
mío doctora en medicina que, el calor, o el caloré, -Calorét- creo
que en valenciano- dilata las arterias, y que los hipertensos nos sentimos
aliviados, pero a los hipotensos les aploma esa bajada, quizás sólo lo dijo por
aliviarme mi hipocondría.
Sea como sea, venía
anunciando como miles de ciudadanos que, el calorét de los recortes, el calorét
veraniego y zapateril de cambiar el Art. 135 del texto constitucional, que el
calorét de la corrupción, de las Púnicas, la Gürtel y los Eres, se iban a
someter al juicio del pueblo.
Y ahora vienen los
calorét de la resaca, el recuento de votos, una Esperanza Aguirre desdibujada
y con un histerismo político impropio de una Grande de España, que se le achica
el sillón, y esa obsesión propia de la aristocracia, del todo es mío, como
acostumbraba la burguesía.
Ahora ve uno a Rita
Barberá, con el calorét arterial o el bajón de azúcar, y es que cuando
se está más de 20 años en el calorét del coche oficial y crees que te apean de
él, te sube el calorét, la tensión política y hasta la glucosa en sangres
política, que no la personal, quede clara esta diferencia - lo personal es
íntimo, y por ello intocable-
En Leganés, ya
advertí por escrito que, Jesús Gómez (PP) como León
Felipe, poeta y boticario- sólo tendría que sentarse delante de su farmacia
para ver el cadáver político de la niña bonita, pero ni la niña ni el que fue
alcalde entendieron la metáfora.
El pueblo,
equivocado o no, cada cuatro años celebra un juicio, observa las pruebas y lo
peor de todo es que, se convierte en abogado, fiscal, juez y Tribunal Supremo
en 11 horas, y sentencia esa misma noche y al ser sentencia firme. NO CABE
RECURSO.
Al pueblo este
Mayo, con razón o sin ella, le ha subido el calorét, y como en Fallas, ha
quemado cuantas figuras había, ha puesto y quitado cenizas, ha sido
deshollinador, y es que la chimenea de España, necesitaba cierta limpieza, no a
fondo, solo ha sido el efecto del calorét.
En Leganés, -nuestra
ciudad- al cierre previsto de nuestra revista, no sabemos cómo acabarán las
conversaciones y acuerdos de los cuatro partidos empatados a concejales, tras
perder el PP seis concejales, y el PSOE dos,
se cumplió cuanto anuncié el pasado mes de Mayo en el yunque y el
martillo, era fácil de adivinar, se ha mermado la forma de golpearnos con
recortes y otras medidas que asfixiaban a los ciudadanos.
Éste hecho, del
juicio del pueblo, ha sido un avance leve, pero avance, el bipartidismo cede
diputados y concejales, el PP dos millones
de votos menos y PSOE ochocientos mil,
lo que les impide ya gobernar a su antojo sin mayorías absolutas, que hicieron
de las autonomías y ayuntamientos cortijos con malos dueños y capataces.
José Manuel García
García (JOSMAN)
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