EL NIÑO DE LOS PRODIGIOS.
CUENTO INFANTIL.
-Fantasía Asturiana-
En un pueblo
asturiano, donde todo es sosiego, montes, prados y la mansedumbre del ganado
vacuno paciendo y rumiando, después, con esa placidez envidiable de la
naturaleza, una casa que tenía las ventanas de la zona norte con ese paisaje
azulado e impasible de la mar, el Cantábrico, después de los días de lluvia, cuando no está
picado, o borrascoso, en esa marejada que tanto temen los marineros costeros
con sus barca pequeñas y mecedoras; vive un niño que es conocido en la comarca
como “El niño de los prodigios” que según la Real Academia de la Lengua, un
prodigio es: “Suceso extraño que excede los límites regulares
de la naturaleza”
Estos sucesos
extraños, que escapan al razonamiento humano, aún queriendo comprenderlos, no
son imaginables en un niño de su corta edad, en circunstancias y problemas
ajenos, más propios de adultos.
El primero fue
contra natura, posiblemente milagroso, a pesar de pertenecer a una familia si
no atea, sí agnóstica.
Una vez estando
en esos comercios que aún existen en aldeas y pequeños pueblos de aquella
región española, en las que lo mismo compras unas madreñas, que en un apartado
de la dependencia, sirve de bar, de hombres y mujeres que se dan al juego de
las cartas, al dominó, o ante un café de puchero un vivaz lector lee la prensa
diaria de todo cuanto ocurre en ese principado.
Un día en el
comercio citado, se lamentaba un ganadero que, tras llevar varios años cuidando
un monte de eucaliptos, no habían crecido lo suficiente, tenía dada su palabra
de venderlos para una fábrica de papel de Torrelavega – Cantabria- y que de
haber crecido más, alcanzaría los metros cúbicos necesarios para venderlos por
el dinero que le sacaría de su crisis económica personal, pero éste tipo de
árbol que se desarrolla pronto, no lo hacía, desconociendo el motivo.
El niño
acompañando a su padre a comprar unas herramientas y tomar un vino, mientras
tomaba un refresco, escuchaba lamentarse al ganadero, de pronto, el niño
preguntó al hombre abrumado, ¿cuántos xatos tiene? -que así se llama a los
terneros por aquella tierra- el hombre contestó. que dos, y el niño, exclamó....
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JOSMAN
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