Josman en el Butarque. Foto: Lidu G. Gómez.
ACTO SEGUNDO.
Escena segunda.
La realidad complementaria.
Antonio continua a la orilla del lago en un banco sentado con su médico,
hablan del parque, el arroyo y de casas banales, pero de pronto, le pregunta por
su ninfa.
Don Agustín: Antonio dime, ¿por qué te empeñas en creer que aquí tienes a
una ninfa, si sabes que éstas son un invento histórico que viene de griegos, de
su mitología, y que ni náyades ni ninfas han existido jamás?
Antonio: Ya he dicho aquella parábola de Antonio Machado: “Se miente más de
la cuenta/ a falta de fantasía,/ también la verdad se inventa” creo haberlo
referido infinidad de veces, hasta el otro día se lo recordaba a Manuel.
Todo esto que ustedes los psiquiátras, estudian y tratan no es otra cosa
que una imaginación en la que uno se recrea, si a todo el que sueña lo
internaran ustedes en el Hospital de Santa Isabel, tendría la Consejería de
Sanidad crear miles de camas, en vez de recortar.
Don Agustín: bueno ¿sigue explicándome como amigo, tu opinión sobre lo que
tu llamas sueño hasta cuando estás tan despierto como ahora? Ahora no estamos
en la consulta.
Antonio: mira Agustín, quizás después de quedarme sin trabajo, agotar la
prestación del paro, abandonado por mi mujer, porque como dicen, "cuando el
dinero no entra por la puerta, el amor sale por la ventana".
Dicho esto, usted que ha debido de leer poca literatura del siglo pasado,
sepa que, Machado decía que hablaba siempre con ese hombre que va conmigo, es
decir él era él, y a la vez su razonamiento, su otro yo reflexivo, y sin ser un
enfermo no sólo se dividía en dos hombres, sino que escribió los
complementarios, llegando a crear dos poetas apócrifos, es decir, lo que no
podía decir como profesor de francés de instituto, lo expresaba con su otro yo.
Don Agustín: Bueno eso debió de ser una nueva forma de enmascarar su
personalidad pública, para escribir ciertas cosas como otros que utilizan
seudónimos, pienso yo.
Antonio: ¿Qué haría usted como autoridad sanitaria, con ese gran poeta que
decía?: “Quien habla sólo, espera hablar con Dios un día” y aquello de: ¿O tú y yo jugando estamos al
escondite Señor, o la voz con que te llamo es tu voz?
Yo no soy poeta, ni siquiera aficionado como ese Josman, que también pulula
por estos parajes, hasta ese, poeta o no, creó en su imaginación una musa que
llamó Lúa, que según cuenta él, cuando escribió tantas y tantas cosas, no dejó
de ser una realidad complementaria.
Don Agustín: Pero eso es normal en la literatura, la imaginación no tiene
horizontes, es como el Universo, no conoce fin.
Antonio, cuando no se tiene más que la caridad del Comedor Social de Doña
Paquita, cuando uno viste estos harapos de Cáritas, cuando uno duerme en
invierno al abrigo de un Albergue que hizo el PP, ya que los progresistas PSOE
e IU, no quisieron recogernos a los sin techo en las heladas de Enero, pues
mire usted Agustín, uno se crea en su mente una realidad complementaria. Y
ustedes, con sus salarios oficiales y sus consultas privadas, no pueden
entendernos ni entenderme.
Don Agustín: Hoy como amigo, te digo que tengo empatía y filantropía, amor
a lo humano.
Antonio: Mire, no es lo mismo pensar en el frío que sentirlo, no es lo
mismo pensar en el hambre que sentirla, eso todo eso y el desamor, hace que
inventemos el amor, la ninfa, y hasta otra madre que me parió si hiciera falta,
esa y no otra, amigo o doctor.
Necesito y necesitamos, una realidad inventada que se hace complementaria,
el poeta citado perdió a Leonor cuando ésta tenía 18 años, cree usted que no
inventó otra amada, aunque como el decía “No haya existido jamás” Abandone los
libros universitarios, asómese a los grandes pensadores, y después analice mi
estado y mi ninfa. Usted y toda la medicina del mundo, no entiende ese poema
josmaniano: “Cuando lloramos en la nada sobre nada” Te necesitamos Ninfa
mía, amiga mía, amada mía.
No es la realidad inventada, es la complementaria.
Salen de escena.
Fin de la escena segunda del acto segundo.
JOSMAN.
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