Este
Agosto leganense, no quiero ir al recinto ferial, por eso de no mezclarme con
la casta, que tiene el derecho legítimo de poner sus casetas y de dejar de ser
casta para conectar con el pueblo, después, pasado los días de las fiestas, recogerán
las casetas y volverán a sus despachos-colmenas, para nutrirse de la exquisita
miel salarial, obviamente legal.
Prefiero
“estos días azules con el sol de la infancia” como escribió A. Machado, pisar
sobre la alfombra gris butarqueña, allí aunque luego haya que sacudir las
playeras o zapatos de las inevitables pavesas, se olvida uno de todo. El
Butarque es un lugar de recuerdos y de olvidos, mientras la chicharra canta de
modo constante entre los ramajes de pinos y chopos.
Tan
sólo ULEG, hace público el teléfono móvil de su portavoz, soportando a una vez al mes a ciudadanos
pesados, como yo, pero eso en definitiva es un representante, y sólo por eso
deja de ser casta, los demás en mi opinión, se esconden tras las murallas de Jericó,
sabiendo que no hay trompetas que venzan el granito del consistorio.
Éste
tipo de casta, no es a la que se refiere Pablo Iglesias, yo me refiero a la de
la Real Academia de la Lengua Española. El PSOE, PP, Cs e IU comulgaron
salarialmente. Leganemos y Uleg, no apoyaron el hecho de convertirse también en
Casta dineraria en el Pleno, PP, Cs, e IU, se lanzaron río arriba como los
salmones, el instinto natural tras el Euro.
Por
ello, va uno a la ribera del Butarque, quizás para seguir el consejo de Miguel
Hernández a su hijo en “Las Nanas de la Cebolla”
“Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre”
JOSMAN.
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