miércoles, 28 de diciembre de 2016

DE NUEVO EL PRINCIPITO.


Gracias a Iker Jiménez, se asoma uno de nuevo al Principito, ese libro breve para niños que tardamos mucho los adultos en digerir, tras 30 años me reencuentro con él, con su flor con espinas, su cordero y su cajita, su planeta lejano, la frase de que lo esencial no es visible con los ojos, que es el secreto que le cuenta el zorro, tras ver miles de flores bellas, esa diferencia con su flor, porque no es mejor ni peor, es la que él cuida, por ello es la mejor, el rey de un planeta sin súbditos que le quiere hacer ministro de justicia, y él no quiere juzgar a una rata, a pesar que nos recuerda el autor que, lo más difícil es juzgarse a sí mismo.


Este librito que no necesita publicidad, hay que masticarlo con la mente, porque como dice el zorro, "no se ve con los ojos lo esencial"


El final, que no desvelaré, tiene lo esencial también, cómo deslumbra la existencia del alma.
Diferentes pequeños planetas con las mismas circunstancias que éste nuestro.

Antoine de Saint-Exupéry, en 31 páginas - según ediciones- nos pellizca la mente, nos enseña a pensar, en un nuevo Sócrates en el siglo XX, la esencia en el frasco pequeño, nos abre la mente en canal y nos enseña a soñar, y aquí es donde uno entiende que, el tamaño no importa en lo esencial, porque la mini novela es la gran novela.

JOSMAN.

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