En el nombre de Dios: La poesía encarcelada o desterrada.
Ahora que el Ayuntamiento de Leganés se nos vuelve eclesiástico. En la nocturnidad repaso las biografías de los grandes poetas que fueron sacerdotes, y observo una Iglesia del pasado que fue cruel con los suyos. desde el Arcipreste de Hita hasta Tirso de Molina , pasando por Calderón y antes el propio Luis de Góngora, sufrieron cárcel o destierro, sin olvidar a San Juan de la Cruz, reitero, todos ellos religiosos.
La Iglesia de hoy, no tiene aquél poder, pero el llamado Siglo de Oro sufrió lo indecible.
A Góngora además de sufrir el azote de los versos de Quevedo, se le advertía de que dejara de escribir y se le amenazaba con la expulsión si seguía escribiendo sátiras. El Arcipreste de Hita en el siglo XIV fue encarcelado en el convento de San Francisco de Guadalajara, quizás por la envidia del arzobispo de Toledo, posiblemente por escribir el libro del Buen Amor.
Se prohibió el Teatro durante 5 años, y todo ello en nombre de Dios, que jamás piso un teatro ni en Jerusalén. No dejaron en paz ni a Santa Teresa, la iglesia no evolucionó, la Ciencia la ha desanclado, pero su única revolución fue aquel ¿Quo Vadis, domine? Porque Dios iba a morir a Roma. Después, todo fue encarcelar, quemar o desterrar, pero los poetas fueron y serán la vanguardia del pensamiento, del amor y la libertad.
Y el niño que nace esta noche en un establo, hizo que también escribieran, quizás también en nombre de Dios, Él que escribe con renglones torcidos, dio la luz Universal contra viento y marea a la mejor poesía de nuestra historia.
Hasta que llegara Juan Ramón Jiménez, también exiliado, y dijera: "No la toque ya más, que así es la Rosa"
Josman.
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